Georgia: miedo a empantanarse tras el esperado nombramiento de un nuevo presidente pro-poder
La crisis en Georgia podría intensificarse el sábado con la esperada elección como presidente del ex futbolista de extrema derecha Mikheïl Kavelashvili, una figura leal al gobierno desafiada por una ola de manifestaciones pro-UE.
Ya se ha anunciado una concentración para mañana frente al Parlamento, donde un colegio electoral controlado por el partido gobernante deberá designarlo mediante una votación boicoteada por la oposición.
Mikheïl Kavelashvili, conocido por sus diatribas contra los críticos del poder, es oficialmente el único candidato porque la oposición se negó a sentarse en el Parlamento -tras las controvertidas elecciones legislativas de octubre- y no propuso a nadie para estas funciones.
Kavelashvili, de 53 años, es acusado por los manifestantes de ser un títere del multimillonario Bidzina Ivanishvili, quien hizo su fortuna en Rusia, fundó el partido Sueño Georgiano y ha gobernado Georgia entre bastidores desde 2012.
La ex república soviética ha estado atravesando un período de agitación desde que el partido gobernante proclamó su victoria en las elecciones parlamentarias del 26 de octubre, y el gobierno decidió el mes pasado dejar en suspenso las negociaciones de adhesión hasta 2028 a la UE.
En la capital, Tiflis, la principal manifestación antigubernamental ha reunido a miles de personas cada tarde frente al Parlamento durante las últimas tres semanas, denunciando acusaciones de fraude electoral y de desvío del país del camino europeo.
– Designación “ilegítima” –
La actual jefa de Estado, Salomé Zourabichvili, que tiene prerrogativas limitadas pero está en desacuerdo con el gobierno y apoya a los manifestantes, dijo que se negaría a renunciar a su mandato hasta que se hayan organizado nuevas elecciones legislativas.
Zourabichvili, durante una conferencia de prensa el viernes, consideró que la designación del presidente al día siguiente era una “parodia” y sería “inconstitucional” e “ilegítima”.
En Georgia, los poderes del jefe de Estado son limitados y esencialmente simbólicos. Pero eso no impidió que el ex diplomático francés de 72 años, rompiendo con el gobierno, se convirtiera en una de las voces de la oposición proeuropea.
El viernes por la noche, la manifestación frente al Parlamento en Tiflis se desarrolló sin disturbios, lejos de los violentos enfrentamientos que marcaron los diez primeros días del movimiento, iniciado el 28 de noviembre.
El presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó en un mensaje por vídeo que Francia apoya a sus “queridos amigos georgianos”, subrayando que “Georgia no puede esperar avanzar en su camino europeo si las manifestaciones pacíficas son reprimidas con un recurso desproporcionado a la fuerza”.
Durante las dos primeras semanas de protestas, la policía utilizó gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar reuniones diarias de miles de personas. Los manifestantes, por su parte, utilizaron fuegos artificiales contra la policía.
Según cifras oficiales, más de 400 manifestantes fueron detenidos, entre ellos al menos 30 por delitos penales, castigados con penas severas.
– “Socavando la democracia” –
El Sueño Georgiano afirmó que la oposición era responsable de la violencia y señaló que las manifestaciones habían sido más tranquilas desde hacía varios días. Las redadas policiales dieron lugar a la incautación de grandes cantidades de fuegos artificiales y al arresto de varios líderes de la oposición.
El viernes, Washington anunció que había prohibido los visados a una veintena de personas acusadas de “socavar la democracia” en Georgia, incluidos ministros y parlamentarios en activo.
Mikheïl Kavelashvili, que aún no ha sido elegido presidente, ve su legitimidad ya cuestionada por los expertos en derecho constitucional.
Porque el Parlamento ratificó los mandatos de los cargos electos, contraviniendo la ley que obligaba a esperar la decisión judicial sobre la solicitud de Salomé Zourabichvili de anular los resultados de las elecciones legislativas.
“Georgia se enfrenta a una crisis constitucional sin precedentes”, dijo a la AFP Vakhtang Khmaladze, uno de los autores de la Constitución georgiana, añadiendo que “el país se encuentra sin un parlamento legítimo ni un poder ejecutivo”.
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