En un contexto de crisis persistente en Libia, Marruecos se afirma como un actor clave para facilitar la reconciliación entre las diferentes facciones libias. A través de su compromiso diplomático, el Reino no sólo reconoció la legitimidad de las aspiraciones libias de una transición democrática, sino que también desempeñó un papel mediador esencial, afirma un estudio reciente publicado por el Centro Democrático Árabe.
Desde la caída del régimen anterior en 2011, Libia ha albergado una ardiente ambición de lograr una transición democrática, un ideal por el cual el pueblo libio ha hecho enormes sacrificios. Aunque las élites políticas reconocen la importancia apremiante de entablar un diálogo constructivo entre diferentes instituciones y entidades, la interferencia externa sigue representando uno de los principales obstáculos para lograr este objetivo.
Varios países han explotado su influencia y posición estratégica para promover sus propios intereses en Libia, entre ellos el Reino de Marruecos. Este último supo destacar gracias a un enfoque objetivo, ampliamente reconocido por muchos observadores, señala el estudio titulado “La diplomacia marroquí y su papel en la transición democrática en Libia: entre logros y desafíos”del investigador Hani Mohamed Miftah Embarek.
De hecho, Marruecos es visto como un actor regional notable que, a través de sus esfuerzos diplomáticos, ha tratado de establecer un clima de acercamiento y reconciliación entre las facciones libias en conflicto, con la esperanza de promover la tan esperada transición democrática, afirmó la misma fuente. .
El estudio recuerda así que, desde el inicio de la Revolución el 17 de febrero de 2011, Marruecos ha reafirmado su compromiso de cambio en Libia, reconociendo la legitimidad del Consejo Nacional de Transición. El Reino también apoyó las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas destinadas a contrarrestar el régimen anterior, al tiempo que enfatizó la importancia de mantener la estabilidad interna y formar un nuevo gobierno libio durante el período de transición.
En este contexto, Marruecos desempeñó un papel clave al acoger el diálogo libio, iniciado por la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas, que movilizó fuerzas políticas en la ciudad de Skhira. Este proceso culminó con la firma del Acuerdo Político de Skhirat el 17 de diciembre de 2015, acto constitutivo esencial que allanó el camino para la creación del Consejo Presidencial y el Gobierno de Unidad Nacional, destacó el investigador.
Este acuerdo preservó así instituciones soberanas, como la Compañía Nacional de Petróleo y el Banco Central de Libia, consolidando las bases del sistema político libio durante su fase de transición.
Además, Marruecos se ha comprometido a unir a todas las partes en conflicto en torno al diálogo, con el objetivo de reducir las tensiones entre las diferentes facciones libias. Desde el 7 de septiembre de 2020, Bouznika fue escenario de debates que reunieron a los diputados de la Cámara de Representantes de Tobruk y al Alto Consejo de Estado de Trípoli. Estas conversaciones permitieron alcanzar consensos sobre cuestiones cruciales, como el cese de las hostilidades, la retirada de las tropas extranjeras y la reorganización de las instituciones estatales, en particular la consolidación de la institución militar, basándose en los resultados de la Conferencia de Berlín en Enero de 2020.
Los esfuerzos diplomáticos marroquíes continuaron a favor de la reconciliación entre las dos principales instituciones legislativas libias, afirmó el autor. El 21 de octubre de 2022, el Reino facilitó una reunión entre Aguila Salah, presidente de la Cámara de Representantes de Libia, y Khaled al-Mishri, presidente del Alto Consejo de Estado, para discutir la implementación de los resultados de las negociaciones de Bouznika y la unificación del poder ejecutivo, incluida la base constitucional necesaria para la Las elecciones presidenciales y parlamentarias aplazadas y los siete cargos soberanos. Esta reunión fue bien recibida por los miembros del Consejo de Seguridad. de las Naciones Unidas, que lo consideraron un importante paso hacia la convergencia de los puntos de vista de las partes libias.
El 23 de mayo de 2023, Bouznika fue también el lugar de reunión de la comisión conjunta formada por representantes del Parlamento y del Alto Consejo de Estado libio, responsable de redactar la constitución y las leyes electorales. Esta asamblea, clausurada el 7 de junio, permitió anunciar un consenso sobre las leyes reguladoras de las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias.
Según el investigador, aunque la diplomacia marroquí haya adoptado un enfoque de neutralidad positiva, con el objetivo de generar confianza entre los actores libios y la comunidad internacional para apoyar el proceso político bajo los auspicios de las Naciones Unidas, se ha topado con obstáculos importantes. Por un lado, las intervenciones internacionales y regionales han intensificado la complejidad de la situación. Por otro lado, Marruecos encontró limitaciones en su papel de mediador tras el Acuerdo de Skhirat, por temor a comprometer su posición de no intervención en los asuntos internos.