No siempre es fácil mantener la calma cuando pasas por una inspección técnica. De hecho, a veces nos sentimos muy frustrados por tener que volver atrás y, en consecuencia, volver a pagar por, a menudo, un pequeño detalle. Sin embargo, por muy molesta que sea la experiencia, no explica ni excusa el comportamiento de un hombre de 31 años que acaba de ser muy duramente tratado por los tribunales tras una inspección técnica que ha degenerado.
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Los hechos se remontan al 19 de agosto de 2022, según explican nuestros compañeros de Belang van Limburg. Ese día, un concesionario de Hasselt llevó uno de sus vehículos a la inspección técnica en Alken. Su vehículo recibió entonces una tarjeta roja. Una decisión que al treintañero le costó digerir. “Golpeó a uno de los colaboradores y lo empujó, casi cae al hueco debajo de un auto”, dijo el fiscal durante el juicio al agresor.
Debido al estado de irritación del conductor, se llamó a la policía. “Pero amenazó con volver unos días después para ‘arreglar las cosas entre hombres'”.
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Y él no había mentido. Tres días después, el 22 de agosto, el hombre regresó al centro. De hecho vino a buscar ciertos papeles que había dejado en su primera visita, pero aprovechó para golpear al responsable del centro. “Este último estuvo tres meses sin poder trabajar y tendrá cicatrices de por vida a causa de este ataque. Mantiene una tasa de incapacidad laboral permanente del 10%. Sufre trastornos de ansiedad y sufre estrés postraumático”, añadió el abogado de la víctima.
