En una ciudad en llamas, los bomberos intentan apagar el incendio. El chorro de agua bajo presión noquea al hombre que está en primera línea. La tubería se convierte en un reptil incontrolable, las llamas siguen devorando los edificios, los hombres se mueven en una coreografía ridícula. Posteriormente, una vez superados los primeros efectos del shock provocado por la visión de Bombardeo aéreo, Me viene a la mente una extraña asociación: Steve McQueen abrió su evocación del intento de destrucción de Londres por parte de la Alemania nazi con una cita de la primera película de ficción de la historia del cine. Esta primera secuencia es una nueva versión trágica y cruel de El aspersor regó, de los hermanos Lumières (1895).
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Entretejiendo la realidad del mundo y la historia del cine, el artista visual y de video convertido en director crea Bombardeo aéreo una obra rara: una ficción cuya trama clásica –un niño intenta encontrar a su madre en un país en guerra– está tejida con imágenes, situaciones, ideas escénicas que nos obligan a pensar –en las bombas y en las personas sobre las que caen, ayer y hoy , al poder de la ficción y sus límites, sin obstaculizar la emoción y la sensación.
Es septiembre de 1940, todas las noches la Luftwaffe nazi lanza bombas sobre Londres. Muelles, fábricas y barrios densamente poblados hacen del East End un objetivo. Allí, en Stepney, viven Rita (Saoirse Ronan) y su hijo George (Elliott Heffernan), de 9 años, en una pequeña casa que comparten con el padre de Rita, Gerald (Paul Weller, el músico). Trabajadora de una fábrica de municiones, la joven decide enviar a su hijo fuera de Londres.
Divisions sociales
George es mestizo (la idea de la película se le ocurrió a Steve McQueen cuando descubrió la foto de un niño negro evacuado de Londres durante el Blitz), no puede soportar la perspectiva de verse privado de la protección materna, de verse expuesto al racismo universal que provoca que sea insultado a diario por sus compañeros de juego y que, en el pasado, provocó la expulsión de su padre, originario de Granada. En el campo, George salta del tren para regresar a casa. Al principio, sin darse cuenta de la fuga de su hijo, Rita se convierte por un momento en la heroína de una crónica de la vida de la clase trabajadora, filmada al estilo del cine soviético, antes de lanzarse a una búsqueda desesperada para encontrar al niño.
Retrato de un casco antiguo en llamas, Bombardeo aéreo Retrata como pocas películas lo han hecho la persistencia de las divisiones sociales en tiempos de guerra. El racismo, en primer lugar, que riega con su veneno toda la ciudad, incluso en lugares donde sólo hay gente blanca. El uso juicioso de los flashbacks da una idea de los orígenes de George, de la injusticia cometida contra su padre. La guerra tampoco, contrariamente a lo que nos quieren hacer creer los discursos de unidad nacional, cerró la brecha entre las clases.
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