Las requisiciones, procedimientos excepcionales regidos por un estricto marco regulatorio, siguen siendo un tema preocupante en la gestión financiera de las empresas y establecimientos públicos (EEP). Aunque está en declive, su uso todavía revela lagunas que deben corregirse. Arrojando luz sobre este procedimiento excepcional y los desafíos que deben afrontarse…
Los números son tercos. A pesar de los esfuerzos en curso para racionalizar el gasto público, las últimas cifras de la Dirección de Empresas Públicas y Privatización (DEPP) resaltan deficiencias persistentes en el cumplimiento de los procedimientos regulatorios en relación con las requisiciones emitidas.
Particularmente preocupante es la situación en los sectores social, educativo, de vivienda y urbanismo, que representan el 86% de las solicitudes emitidas en 2023. Las solicitudes, que permiten anular los rechazos de pagos realizados por los contables públicos, siguen siendo, lamentablemente, un recurso que está demasiado extendida para los sectores mencionados anteriormente.
Según el informe del DEPP de 2023, “el número de solicitudes registradas en 2023 asciende a 483, correspondientes a 926 órdenes de pago”.
Aunque inferior en comparación con 2022, este nivel ilustra las dificultades recurrentes para cumplir con el marco legal y regulatorio. Una situación que pone en duda: “Los rechazos realizados se refieren a incumplimientos e irregularidades en relación con el marco legal y regulatorio aplicable”, subraya el informe.
Sectores en riesgo
El análisis del sector destaca dos áreas de particular riesgo. Por un lado, “el sector social y educativo concentra en número el 70% de las órdenes de pago focalizadas”. Por otro lado, “los sectores de vivienda, urbanismo, comercio y turismo representan el 58% en cuanto al importe de los pagos”.
Estas considerables cifras adquieren una dimensión adicional a la luz de las solicitudes emitidas. El DEPP indica que “los establecimientos que más utilizan las requisiciones, en términos de número total, son los del sector social y educativo (51%) y el sector de vivienda y urbanismo (35%)”. Para muchos, esta observación plantea interrogantes sobre “el nivel de control de los procesos presupuestarios y del gasto público” dentro de estas estructuras.
Para otros, “estas cifras sugieren deficiencias en la aplicación de las normas de contratación pública, o incluso fallos en la gobernanza”.
Algunas explicaciones plausibles
El sector social y educativo concentra el 51% del número total de solicitudes en 2023. Esto se explica por la importancia crucial de los servicios prestados en este ámbito (educación, salud, protección social, etc.) y la necesidad de asegurar su continuidad. , incluso en caso de bloqueos administrativos o presupuestarios. Los establecimientos de este sector pueden tener que recurrir a requisiciones para pagar rápidamente ciertos gastos esenciales (salarios, suministros, trabajos urgentes, etc.). Luego, el sector de vivienda, urbanismo e infraestructuras representa el 35% de las solicitudes.
Esta elevada proporción puede explicarse por la propia naturaleza de las actividades en este sector, que a menudo implica proyectos de gran escala con plazos ajustados. Los riesgos técnicos o administrativos pueden requerir pagos urgentes a empresas y proveedores para evitar retrasos perjudiciales.
“Más allá de estos dos sectores clave, otros factores pueden influir en el uso de las requisiciones dependiendo de las áreas de actividad: el grado de urgencia y la criticidad de los servicios prestados a la población; las limitaciones logísticas y operativas específicas de cada sector; el nivel de madurez de los procesos de gestión financiera y de control interno, o incluso posibles fallos o cargas administrativas que ralenticen los circuitos normales de pago”, explica un analista.
Es importante subrayar que el uso de requisiciones, aunque regulado, debe seguir siendo sólo un procedimiento excepcional. Un uso demasiado sistemático en determinados sectores podría revelar deficiencias estructurales en la gestión financiera y presupuestaria de los AEE afectados. “Para reducir este fenómeno, se podrían considerar acciones específicas por sector de actividad: desarrollo de capacidades, optimización de procesos, mayor delegación de gestión, etc. El objetivo es permitir un funcionamiento óptimo respetando los procedimientos reglamentarios”, continúa nuestro analista.
Un procedimiento excepcional
Hay que decir que la requisa es un procedimiento excepcional, regido por la Ley nº 69-00 relativa al control financiero del Estado sobre las empresas públicas y otras organizaciones. Permite el pago de un gasto sin el acuerdo previo del interventor financiero, que normalmente se requiere como parte del control a priori del gasto público.
Sin embargo, este procedimiento excepcional no es una simple formalidad. Se rige por estrictas disposiciones destinadas a garantizar la regularidad de las operaciones y prevenir abusos. Como se destaca en el informe del DEPP, los tesoreros y agentes contables que pagan deben garantizar el cumplimiento de tres condiciones acumulativas: el pago debe realizarse en beneficio del verdadero acreedor, es decir, el proveedor del servicio o el suministrador que realmente prestó el servicio o proporcionó los bienes en cuestión; el pago debe ser con cargo a un crédito disponible, es decir debe existir una partida presupuestaria con fondos suficientes para cubrir el gasto; el pago debe justificarse mediante la presentación de documentos acreditativos, como facturas, órdenes de compra, certificados de servicio prestado, etc. Estos documentos deben establecer la legitimidad de los derechos del acreedor y la realidad del servicio prestado o de los bienes entregados.
Entendemos así que, si bien la requisición permite realizar un pago sin el acuerdo previo del interventor, no escapa a un estricto control a posteriori por parte de los tesoreros y agentes contables pagadores. Su misión es verificar la regularidad de la operación con respecto a las normas de contabilidad pública y la normativa vigente.
Este estricto marco regulatorio pretende conciliar dos imperativos: por un lado, permitir la continuidad del servicio público en caso de emergencia o situación excepcional; y, por otro lado, preservar la integridad y transparencia de la gestión de los fondos públicos.
Tendencia a la baja en 2023
Las cifras publicadas por el DEPP son alentadoras. En 2023, se registraron 483 solicitudes, correspondientes a 926 órdenes de pago, frente a 696 solicitudes y 1.218 órdenes en 2022. El importe global de los gastos pagados por solicitud también disminuyó, de 264 millones de dírhams (MDH) en 2022 a 213 MDH en 2023. , una caída del 19%.
Esta tendencia a la baja refleja una mejor gestión financiera y un mayor cumplimiento de los procedimientos regulatorios dentro de las EEP. De hecho, el informe subraya que “los gastos pagados por solicitud representan una parte insignificante del importe total de los gastos con una tasa del 0,19% en 2023 frente al 0,24% en 2022”.
Principales razones de la disminución.
Esta caída en el número de solicitudes en 2023 puede explicarse por varios factores. En primer lugar, una mayor concienciación entre los PPE sobre las cuestiones de transparencia y gobernanza financiera. Luego, un refuerzo de los controles y sanciones en caso de irregularidades. Por último, voluntad política para modernizar y racionalizar la gestión de las finanzas públicas.
Sin embargo, el camino hacia una gestión financiera completamente virtuosa sigue plagado de obstáculos. De hecho, como destaca el informe, en 2023 el 4% de las órdenes de pago fueron rechazadas en términos de número y el 3% en términos de valor. Estos rechazos son consecuencia directa de “incumplimientos e irregularidades en relación con el marco legal y regulatorio aplicable”.
Esto significa que a pesar de los esfuerzos realizados, algunas AEA continúan cometiendo infracciones, ya sea de forma (documentos justificativos faltantes o incompletos) o de fondo (gastos injustificados, créditos insuficientes, beneficiarios indebidos, etc.). En resumen, si bien debemos celebrar la reducción del número de requisiciones, que demuestra conciencia, no debemos bajar la guardia.
Las irregularidades restantes deberían alentar un mayor refuerzo de los esfuerzos de modernización, formación y control, con el fin de erradicar completamente las prácticas desviadas y lograr una gestión ejemplar de los fondos públicos. Aunque el informe no proporciona datos detallados, es probable que persistan disparidades regionales y sectoriales en el uso de las requisiciones. Ciertas regiones o determinados sectores de actividad pueden estar más inclinados a utilizarlo, debido a limitaciones específicas o lagunas en la gobernanza.
Bilal Cherraji / Inspiraciones ECO