La Asociación Marroquí para la Protección de los Fondos Públicos presentó una denuncia el miércoles 20 de noviembre ante el Fiscal General tras la publicación del diario Al-Akhbar información sobre un contrato firmado por el ex Ministro de Educación Superior Abdellatif Miraoui. Dotado de 62 millones de dírhams y recientemente cancelado, estaba destinado a proporcionar comida a ocho personas ajenas al ministerio.
La denuncia afirma “una serie de presuntos desfalcos que incluyen la desaparición de teléfonos móviles, tabletas electrónicas y tarjetas de combustible” levantamiento “sospechas de corrupción y malversación de fondos públicos”. La asociación pidió al fiscal general “transmitir la investigación a la Brigada Nacional de Policía Judicial, para que investigue a fondo las circunstancias que rodean este caso”. Pide que se controle a todas las partes implicadas, incluido el ex ministro, y que se persiga a los sospechosos sin distinción.
La asociación destaca “que es imperativo luchar contra la corrupción de manera más amplia, incluyendo a todos los responsables, incluidos los ministros, y no sólo a los funcionarios electos locales”. Ella insiste en que “La ausencia de procesamientos contra altos funcionarios políticos socava los principios de igualdad ante la ley y erosiona los fundamentos del derecho marroquí, en particular los artículos 1 y 6 de la Constitución, que garantizan justicia y equidad para todos.”
Explosión de corrupción
El presidente de la asociación, Mohamed Gheloussi, aclaró que este asunto “Destaca la necesidad de tomar medidas enérgicas contra la explotación de la propiedad pública para beneficio privado”. Según él, Marruecos se enfrenta a una “explosión” del fenómeno de la corrupción, alimentado por redes de intereses personales e institucionales. Destacó que el país “Debemos abordar la corrupción de una manera más estructurada para reducir las crecientes desigualdades sociales y económicas”.
La denuncia también pide medidas concretas contra los bienes de los responsables de este escándalo, incluida la confiscación de sus bienes. Para la asociación, “Sólo un enfoque firme y riguroso puede frenar el aumento de la corrupción”una lacra que, según ella, “amenaza la estabilidad del país y la confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas”.
La investigación, si efectivamente se inicia, podría allanar el camino para una revisión más amplia de las prácticas de gestión dentro de los ministerios, particularmente en lo que respecta al gasto público y la transparencia de los contratos. Los observadores esperan que el caso Miraoui se convierta en un punto de tensión en los debates políticos y sociales sobre la lucha contra la corrupción en Marruecos.