El 2 de noviembre, un viaje de pesca se convirtió en una tragedia frente a la costa de Bodega Bay, California. Jude Khammoungkhoune, de 13 años, su padre, su tío, sus primos y un amigo de la familia fueron víctimas de los elementos furiosos. Su barco, azotado por una tormenta, se hundió.
La adolescente recuerda las poderosas olas que golpeaban la embarcación, el agua que se filtraba por todas partes: “Mis primos ya estaban a la deriva, tuve que quedarme con mi padre porque él sabía más que yo sobre la supervivencia (…) Y entonces quise estar con él para que podamos superar esto juntos”, explica a nuestros colegas de “USA Today”.
En el Océano Pacífico, Jude y su padre se aferran a una simple hielera que flota. El joven se mete dentro pero su papá termina soltándolo. “Mi padre ya no estaba conmigo, hacía cada vez más frío, cada vez había más viento. Pensé que me iba a morir”, dice la adolescente que confiesa no saber nadar bien.
Jude estuvo así a la deriva durante horas, a bordo de su frágil esquife de supervivencia. Arrastrado a tierra por las furiosas olas, afortunadamente terminó varado en una playa. Temprano en la mañana logró llegar a una carretera donde fue salvado por un automovilista. Llevado al hospital, se constató que el niño no sufrió heridas graves. Su madre, sus hermanos y su hermana finalmente se reunieron con él y lo encontraron sano y salvo.
Los guardacostas trabajaron durante 57 horas. El cuerpo de uno de los primos de Jude fue encontrado en una playa. Lamentablemente, los últimos cuatro pasajeros del barco varado no fueron localizados.