Además de este debate técnico sobre terminología, corresponde, en cada caso, que el fiscal reflexione detenidamente sobre la clasificación que da a los hechos. “Basta con reclasificar los hechos como homicidio doloso y las penas entonces serán más severas“, continúa Benoît Godart. “Hace tres años, por ejemplo, un conductor fue condenado a 23 años de prisión por el Tribunal de lo Penal de Brujas tras un accidente de tráfico que luego fue reclasificado como asesinato. Para hechos tan graves como éste, como la tragedia de Strépy Bracquegnies, las penas pueden ser más severas, pero es la calificación la que debe cambiar.
Por último, en los Países Bajos existe más jurisprudencia en la que los conductores, autores de un accidente de tráfico mortal, son condenados por intento de homicidio, incluidos casos de conducción muy peligrosa (seguir demasiado cerca al vehículo, frenadas bruscas, intento de fuga de la policía, etc.).