De mi ultimo articulovarios profesores – ya sea que enseñen ciudadanía y cultura quebequense u otras disciplinas como el francés – me han confiado su consternación por el discurso que sus alumnos absorben en línea.
El estreno del documental. Alfas Me hizo pensar en un fenómeno cada vez más visible: el auge del discurso masculinista en nuestras escuelas. Y el problema es claro: no estamos preparados para hacer frente a estas nuevas ideologías, que se están propagando a una velocidad vertiginosa, principalmente en línea.
Los gurús de los adolescentes en busca de sentido
Tomemos el caso de Andrew Tate. ¿Alguna vez has escuchado uno de sus videos? Es inteligente y está bien elaborado. ¡Casi olvidaríamos sus acusaciones, en particular de trata de personas! ¿El discurso? Autoconfianza, éxito, perseverancia. Dicho de la misma manera, podría pasar por autoayuda inofensivo. Pero imagina a un adolescente que se topa con estos contenidos sin el más mínimo filtro crítico. Para él, es la receta del éxito, servida en una preciosa bandeja de plata. Excepto que, debajo de la superficie, se esconde una ideología impregnada de misoginia que se está infiltrando silenciosamente en nuestras aulas. Estos mensajes se convierten en su referencia y las consecuencias reverberan en nuestras escuelas (y si nos basamos en la investigación de Francis Pilon sobre Julien Bournival-Vaugeois, más tarde en la salud financiera de estos jóvenes que ya no tienen una educación financiera).
Documentales de Léa Clermont-Dion te saludo perra y Simón Coutu Alfas demuestran cómo la retórica masculinista va acompañada de una regresión de los derechos de las mujeres. La violencia digital contra las mujeres ya no es un fenómeno marginal, es una ola terrestre. Y sus repercusiones se sienten en nuestras escuelas, en forma de putacomentarios sexistas e intimidaciones dirigidas especialmente a las jóvenes. el documental Miedo en mi estomago de Léa Clermont-Dion muestra que esta dinámica digital contribuye a la amenaza real y creciente a los derechos de las mujeres. No se trata de incidentes aislados, sino más bien de una radicalización progresiva e insidiosa que ya está arraigando en nuestras clases…
La banalización de la violencia digital
Muchos profesores han notado un aumento de comentarios sexistas y comportamientos misóginos. Pero esto es sólo la punta del iceberg, ya que la situación suele ser peor en línea. Y los planes antibullying de los centros de servicios escolares no integran estas nuevas realidades. Con demasiada frecuencia, la dirección escolar no está obligada a intervenir cuando ocurren incidentes en línea, porque el código escolar sólo cubre lo que sucede en los terrenos físicos de la escuela. Esta brecha en nuestro sistema educativo trivializa y normaliza el comportamiento sexista, reforzando así una cultura de impunidad.
Existe una necesidad urgente de que el Ministro Drainville amplíe las políticas escolares para incluir la violencia en línea. También es importante que la dirección apoye a profesores y ponentes, independientemente de la disciplina que se enseñe, para contrarrestar el discurso masculinista y sexista.
Regalemos a los jóvenes el pensamiento crítico para que sean capaces de detectar y deconstruir las manipulaciones que encuentran en Internet.