“Este elemento adicional al que se enfrentan las excursionistas, este enorme problema de seguridad, afecta por completo su capacidad para afrontar estos otros desafíos o disfrutarlos como lo hacen los demás”. analiza Rosie. Las autoridades locales portuguesas dijeron que habían recibido otros cinco informes de peregrinos, todos relacionados con incidentes de exhibicionismo, sin haber identificado a ningún sospechoso ni realizado ningún arresto. “Este no es un incidente aislado” asegura Rosie, después de que otras mujeres hayan confiado en ella. Está sucediendo a nuestro alrededor, […] Conozco a muchas otras personas a las que les ha pasado esto”.
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“Detenidos, agredidos, víctimas de exhibicionistas”
En 2023, más de 446.000 peregrinos asumieron el reto de recorrer todo o parte del Camino de Santiago, según el Guardiánincluido un 53% de mujeres. Muchos intentan la aventura solos, a pesar de los riesgos de agresión sexual. “El acoso sexual es endémico en el Camino” afirma a Guardián Lorena Gaibor, fundadora de un foro online que conecta a mujeres peregrinas desde 2015, llamado Camigas. “Parece muy común que cada año recibamos testimonios de mujeres que viven lo mismo”. ella indica. Los caminos son populares y la conocida presencia de mujeres solteras en la ruta refuerza su vulnerabilidad. Una investigación sobre el Camino, publicada en 2021 por la periodista francesa Marie Albert, ya hacía esta observación: “Allí sufrí acoso sexual incesante, como otros peregrinos. Somos interrogados, agredidos, víctimas de exhibicionistas”.
Otras ocho mujeres accedieron a contar su experiencia al diario británico, asegurando haber sido víctimas de acoso sexual en los distintos caminos de Santiago durante los últimos cinco años, ya sea en Portugal, España o Francia. Varios de ellos incluso dicen que temieron por sus vidas. Este es el caso de Sara Dhooma. En 2019, la canadiense caminaba por Mieres, un pueblo del norte de España, cuando notó que un hombre la seguía. Se refugia en un café, pero cuando vuelve a emprender el camino, este mismo hombre la espera en un tramo de la carretera. Se baja la cremallera de los pantalones y se agarra los genitales antes de avanzar hacia ella. “Me sentí muy, muy inseguro en ese momento”. Ella huye, pero él la persigue. “No sabía si tenía un arma, no sabía qué quería hacer. Pensé que iba a morir, pensé que me iba a hacer daño”. Ve una casa de la que sale humo por la chimenea y pide ayuda. Un oficial de policía sale y lleva a Sara Dhooma a un lugar seguro. Tras la investigación, el hombre tenía un cuchillo y balas en su mochila. Anteriormente también había sido condenado por violación.
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En las Landas o Pirineos Orientales
La inseguridad de los senderistas del Camino de Santiago salió a la luz en 2015, cuando un español de 41 años asesinó a una mujer estadounidense de 40. Atrajo a la víctima a su casa colocando señales falsas en el camino. Dos años después, fue condenado a 23 años de prisión. Desde entonces, las noticias sobre violencia sexual en la Camino Los conflictos se están multiplicando, incluso en la prensa local francesa, lo que demuestra que se trata de un problema sistémico y no aislado. En octubre de 2023, un residente de las Landas agredió sexualmente a una mujer danesa de 37 años tocándole las nalgas y los genitales. En marzo de 2024, dos excursionistas, una suiza y una francesa, presentaron un informe y una denuncia por sucesivas agresiones sexuales cometidas en un albergue cercano a la ruta, en los Pirineos Atlánticos. Las denuncias son escasas y las condenas aún más. Entre las nueve mujeres que hablaron con el Guardiánseis denunciaron los incidentes a la policía. Sólo en un caso se encontró y procesó al autor.
Al otro lado de la frontera pirenaica, las autoridades españolas avanzan tímidamente sobre el tema. En 2021, el gobierno lanzó una campaña de seguridad en toda Galicia para informar a las mujeres sobre cómo contactar con los servicios de emergencia. Según informes, la gendarmería nacional de España, la Guardia Civil, también ha aumentado sus patrullas en varias rutas para combatir estos incidentes, en particular las exhibiciones sexuales. Un protocolo también exige que se envíen fuerzas de seguridad cada vez que llame un peregrino. Lo mismo ocurre con la policía portuguesa, que aumentó el número de patrullas entre mayo y octubre para proteger mejor a las mujeres en el camino.