La reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos tiene importantes implicaciones para Oriente Medio y el Norte de África (MENA).
Esto es lo que piensan los colaboradores del boletín “The MED This Week”, una edición especial sobre las elecciones presidenciales estadounidenses vistas desde la región MENA, publicada por ISPI en colaboración con el Ministerio italiano de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional.
Conocida por su enfoque transaccional, su postura dura hacia Irán y su apoyo incondicional a Israel, la administración Trump podría seguir dando forma a la geopolítica de la región de manera significativa. Muchos analistas de la región se preguntan qué significa esta victoria para cuestiones clave como el conflicto palestino-israelí, las tensiones entre Israel y el Líbano y la actitud de Estados Unidos hacia Irán.
Una paz palestino-israelí improbable pero más posible con Trump
Para Zaha Hassan, investigadora del Carnegie Endowment for International Peace, un segundo mandato de Trump podría ofrecer una oportunidad, aunque escasa, de avanzar hacia un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos. “Trump es más transaccional”, explica, señalando que su pragmatismo podría llevarlo a exigir algo a cambio de los miles de millones de dólares en ayuda y apoyo diplomático brindados a Israel. Además, Arabia Saudita ha indicado claramente que la normalización de sus relaciones con Israel requerirá el reconocimiento de un Estado palestino soberano.
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Por lo tanto, este potencial para un acuerdo de paz transaccional podría verse como una oportunidad, aunque frágil, para los palestinos. Sin embargo, Zaha Hassan insiste en que la probabilidad de un verdadero acuerdo de paz sigue siendo baja, incluso con Trump. El presidente estadounidense podría priorizar soluciones pragmáticas, pero esto no garantizaría un cambio profundo en la percepción de los derechos de los palestinos dentro de la administración estadounidense.
Líbano: una perspectiva de apoyo reforzado a Israel
La elección de Trump es vista con sospecha en el Líbano. Nadim Houry, director ejecutivo de la Iniciativa de Reforma Árabe, resume las preocupaciones libanesas diciendo que “elegir a Trump fortalecería a Netanyahu”, un viejo aliado que ve a Trump como el “mejor amigo de Israel en casa”. Esta alianza podría aumentar la presión sobre el Líbano, particularmente en el contexto de conflictos por poderes con Irán y Hezbolá.
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Sin embargo, Houry también señala que la imprevisibilidad de Trump podría funcionar a favor del Líbano, ya que el presidente estadounidense puede estar menos inclinado a seguir ciegamente las posiciones israelíes y participar en conflictos regionales. Esta imprevisibilidad podría limitar los intentos israelíes de involucrar a Estados Unidos en acciones militares contra Hezbollah, dejando al Líbano con un espacio limitado pero existente para manejar sus propias tensiones internas.
Israel y la guerra de Gaza: apoyo militar inflexible
La política de Trump hacia Israel se considera un apoyo incondicional, particularmente frente a Irán y el conflicto en la Franja de Gaza. Noa Shusterman, directora del programa MIND Israel, señala que “la mayoría de la opinión pública y los tomadores de decisiones israelíes consideran a Trump su favorito” por su postura dura contra Irán. Al permitir que Israel maneje los enfrentamientos en la región sin interferencias, Trump otorga al Estado judío una libertad de acción que contrasta con el enfoque más mesurado de sus predecesores.
Shusterman advierte, sin embargo, que es poco probable que la administración Trump, si bien fomenta el fin de la guerra en Gaza, presione para obtener concesiones a los palestinos. Esta actitud podría inflamar aún más las tensiones locales y eliminar cualquier perspectiva de una paz duradera en la región.
Creciente antiamericanismo y pérdida de credibilidad de la mediación estadounidense
La reelección de Trump plantea un desafío a las relaciones entre Estados Unidos y las poblaciones árabes, cuya percepción de Estados Unidos como mediador se ha deteriorado significativamente. Caterina Roggero, investigadora asociada del ISPI, afirma que “la percepción de Estados Unidos como mediador entre las dos partes se ha erosionado significativamente” debido al continuo apoyo de Washington a Israel. Las movilizaciones populares contra las políticas estadounidenses en la región a menudo han sido supervisadas por los gobiernos árabes, que intentan evitar el regreso de grandes rebeliones. En este contexto, la reelección de Trump corre el riesgo de exacerbar el antiamericanismo.
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Para recuperar la confianza, la nueva administración necesitará adoptar un enfoque más equilibrado, particularmente en el contexto del conflicto palestino-israelí. Sin embargo, el apoyo inquebrantable de Trump a Israel podría socavar cualquier esperanza de que Estados Unidos restablezca su imagen de mediador imparcial en la región.
Teherán: hacia una intensificación de la “presión máxima”
Para Irán, la victoria de Trump presagia el regreso de una política de “máxima presión”, caracterizada por duras sanciones y un mayor aislamiento diplomático. Ali Vaez, asesor principal de Crisis Group, recuerda que “las sanciones, ya sean reforzadas o reducidas, penetran en las venas de la economía iraní” y que cualquier escalada podría conducir a conflictos regionales. A diferencia de Kamala Harris, quien probablemente habría buscado continuar el diálogo iniciado bajo Biden, se considera que Trump está más inclinado a endurecer su posición.
Este enfoque podría aumentar las tensiones entre Teherán y Washington, particularmente si Trump busca desestabilizar el régimen iraní mediante acciones indirectas. Un retorno a una política agresiva podría complicar aún más las ya tensas relaciones y plantear un riesgo importante de conflicto abierto, con repercusiones para la estabilidad regional.
Una fuente de pragmatismo e incertidumbre
La reelección de Donald Trump presagia cambios significativos para la región MENA. Su enfoque transaccional y su apoyo inquebrantable a Israel tranquilizan a algunos gobiernos mientras preocupan a otros, especialmente en Irán y Líbano. Con un énfasis en los “acuerdos” estratégicos y un pragmatismo que, paradójicamente, podría abrir nuevas perspectivas para el diálogo árabe-israelí, Trump está dividiendo opiniones en la región.
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Si bien esta victoria potencialmente brinda oportunidades para la paz con algunos socios, también exacerba las preocupaciones sobre las políticas de máxima presión y la disminución de la credibilidad de Estados Unidos como mediador. La región MENA está entrando así en una nueva fase de relaciones con Washington, donde las prioridades económicas y estratégicas estadounidenses tendrán prioridad sobre las consideraciones humanitarias o diplomáticas, configurando el futuro de Medio Oriente de una manera incierta y compleja.
Desafío (con AFP)