Argelia, una nación joven y ambiciosa, está hoy dirigida por una élite militar desconectada, agotada por los años e indiferente a las aspiraciones de un pueblo en busca de la modernidad. En control del poder desde 1962, la junta militar argelina se aferra a un gobierno congelado, aplastada por la senilidad y el desprecio por las dinámicas contemporáneas que dan forma al mundo. El país, donde más del 70% de la población tiene menos de 30 años, se ve obligado a soportar la política de hombres agotados, incapaces de romper con patrones de poder obsoletos y opresivos.
La gestión de Argelia por esta junta arcaica es una cuestión deuna verdadera toma de rehenes. Mientras los jóvenes argelinos aspiran a una sociedad más abierta, dinámica y orientada al desarrollo, esta mafia militar, formada por ancianos en decadencia física e intelectual, persiste en imponer su visión autoritaria. Estos “líderes”, en lugar de escuchar las demandas de una población que exige dignidad, justicia y desarrollo, prefieren sofocar cualquier intento de reforma y protestar mediante una política de miedo y represión.
La economía argelina: potencial saboteado por la incompetencia y la opresión
Con sus recursos naturales, Argelia podría ser un actor importante en la economía africana. Sin embargo, este potencial se desperdicia sistemáticamente mediante una gestión catastrófica y un nepotismo flagrante. Los jóvenes talentos se ven privados de oportunidades y impulsado a la emigraciónfalta de perspectivas locales. El desempleo y la pobreza azotan a los sectores más vulnerables de la población, mientras los líderes militares se regodean en un lujo insolente, aislados de las realidades económicas del pueblo.
La junta prefiere centrarse en sus rivalidades geopolíticas y mantener conflictos innecesariosen lugar de invertir en infraestructura, educación y creación de empleo para los jóvenes. Utiliza el dinero restante de los hidrocarburos para alimentar un sistema de favoritismo y opresión, alimentando la máquina de represión interna en detrimento del bienestar de los ciudadanos.
Intentos de desviación geopolítica: una cortina de humo para ocultar el fracaso interno
En lugar de atender las necesidades cruciales de su población, la junta militar argelina desvía la atención hacia los conflictos externos y mantiene una política agresiva hacia sus vecinos. particularmente Marruecos. Esta obsesión geopolítica, mantenida por una retórica propagandística obsoleta, sirve sobre todo para desviar la atención de los graves problemas internos. Al avivar enemistades artificiales y financiar movimientos separatistas, la junta está desesperada por evitar desafíos a su poder y a su catastrófico historial.
Argelia merece algo mucho mejor que esta camarilla militar senil que se aferra al poder como una reliquia del pasado. el pais necesita jóvenes líderesvisionarios y decididos a apoyar el dinamismo de la sociedad argelina. La juventud, principal riqueza del país, requiere líderes capaces de comprender y responder a sus aspiraciones. Pero mientras este grupo de viejos exhaustos siga en el lugar, el país seguirá congelado en un letargo económico y político, perdiendo talento y oportunidades de crecimiento todos los días.
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