Relegado a un segundo plano por la pandemia de Covid-19, el VIH sigue siendo una emergencia sanitaria en Marruecos. Los jóvenes y las mujeres, especialmente expuestos, encarnan los defectos de una prevención aún insuficiente.
El VIH sigue siendo una realidad preocupante en Marruecos. A pesar de los avances científicos y las campañas de sensibilización, la epidemia sigue afectando a diferentes segmentos de la población. De hecho, según las estadísticas de la Asociación de Lucha contra el Sida (ALCS), casi el 45% de las nuevas infecciones afectaron a jóvenes de entre 15 y 34 años en 2023.
Este grupo de edad, supuestamente mejor informado, paradójicamente sigue siendo vulnerable. Esta cifra pone de relieve una brecha en la educación sexual y el acceso a los servicios de prevención. Apenas el 17% de los jóvenes afirman utilizar sistemáticamente preservativos, una tasa alarmante que refleja una sensibilización insuficiente y un difícil acceso a los medios de protección, especialmente en las zonas rurales. La normalización de las conductas de riesgo también parece estar impulsada por un tabú persistente en torno a la sexualidad.
Emergencia sanitaria
En 2023, se infectaron 970 personas, o más de dos por día. Esta progresión diaria recuerda la emergencia sanitaria, mientras que durante el mismo período se registraron 390 muertes relacionadas con el VIH. La lucha contra el VIH es tanto más compleja cuanto que casi una de cada cuatro personas que viven con el virus desconocen su estado serológico.
Este retraso en las pruebas alimenta la propagación silenciosa del virus, lo que complica los esfuerzos de control. Las cifras de la ALCS revelan también una realidad preocupante: entre las 23.000 personas que viven con el VIH en Marruecos, el 43% son mujeres y 870 tienen menos de 15 años.
Esta feminización y este desafío juvenil. Cuestionan no sólo la eficacia de las políticas públicas, sino también su capacidad para dirigirse a las poblaciones más vulnerables. Las niñas y los niños, a menudo víctimas de discriminación, sufren una flagrante falta de medidas específicas. Estos datos resaltan la necesidad de un enfoque holístico, que integre la prevención, la atención médica y el apoyo psicológico. La crisis financiera añade una presión considerable. Si las 50.000 pruebas de detección realizadas en 2023, de las cuales 720 dieron positivas, reflejan un esfuerzo constante, siguen siendo insuficientes dada la magnitud del desafío.
La dependencia de las donaciones debilita una respuesta que, aunque respaldada por la ALCS y sus 23 centros de detección anónimos y gratuitos, lucha por satisfacer las crecientes necesidades. La décima edición de Sidaction Maroc, organizada bajo el alto patrocinio de Su Majestad el Rey Mohammed VI, pretende colmar estas lagunas. Este evento, que se desarrollará del 1 al 31 de diciembre, tiene como objetivo sostener los programas de detección, atención y sensibilización.
En este contexto, la velada televisiva del 13 de diciembre, que será transmitida por el canal 2M TV, con la participación de expertos y personalidades comprometidas, se inscribe en una dinámica de sensibilización más amplia. En este sentido, intentará movilizar a una opinión pública a veces indiferente ante la persistencia de esta epidemia. Pero la eficacia de estas iniciativas también dependerá de su integración en una estrategia nacional coherente, que reconozca el VIH como una cuestión prioritaria de salud pública. Los desafíos financieros van acompañados de cuestiones sociales igualmente cruciales. Si Marruecos dispone de un tejido asociativo dinámico, la sostenibilidad de estos esfuerzos depende de la conciencia colectiva.
Lucha contra el sida: la UNESCO pide empezar a luchar contra las desigualdades
El mensaje publicado por la UNESCO con motivo del Día Mundial del Sida fija el ambicioso objetivo de erradicar la amenaza del VIH para 2030. Una visión obstaculizada por obstáculos persistentes, como lo demuestran las estadísticas oficiales que registran una persona infectada cada 25 segundos, mientras que más de 9 Millones de portadores del virus aún no tienen acceso a tratamiento médico.
La UNESCO también destaca las leyes y prácticas discriminatorias que, al estigmatizar a los más vulnerables (mujeres, niñas y minorías), empeoran la exclusión y ralentizan el acceso a la atención. La organización de la ONU llama a reorientar la lucha contra el sida en los derechos humanos, condición esencial para garantizar un acceso equitativo a los servicios de salud.
Sami Nemli / Inspiraciones ECO