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Luego de una noche de negociaciones, este sábado 2 de noviembre se levantó la cumbre de Cali sobre biodiversidad. Conduce a una gran victoria para los pueblos indígenas, pero deja un sabor amargo de asuntos pendientes para las naciones occidentales. La espinosa cuestión de la financiación se pospuso para más tarde.
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Si tenemos que recordar una imagen de la Cop16 en Cali, sin duda son las lágrimas de alegría de los indígenas de los países latinoamericanos, en plena noche del viernes al sábado. La adopción del artículo 8J del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Biodiversidad confirma su papel como guardianes de la naturaleza. El texto les proporciona una organo permanente
dedicada, es decir, igualitaria, en las negociaciones internacionales sobre la naturaleza.
Colombia ha impulsado sus prioridades
La decisión incluye también a las comunidades locales y a los afrodescendientes, poblaciones resultantes de las deportaciones de africanos al continente americano. La Unión Europea…