“Cuando llegue el otoño”, las ancianas indignas de François Ozon

“Cuando llegue el otoño”, las ancianas indignas de François Ozon
“Cuando llegue el otoño”, las ancianas indignas de François Ozon
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Michelle (Hélène Vincent) y (Marie-Claude (Josiane Balasko), en “Cuando llega el otoño”, de François Ozon. FOZ/FRANCIA 2 CINE/PLAYTIME/DIAPHANA

LA OPINIÓN DEL “MUNDO” – DEBE VER

Después mi crimenComedia que juega con la ironía y la teatralidad, basada en la obra homónima (1934) de Georges Berr y Louis Verneuil, François Ozon hace voto de sobriedad para contar la vida cotidiana de una anciana, en el otoño de su vida. Michelle (Hélène Vincent), una abuela tranquila, vive su retiro en el campo de un pueblo de Borgoña, a pocos kilómetros de su mejor amiga, Marie-Claude (Josiane Balasko), cuyo hijo está en prisión. Espera con impaciencia las vacaciones de Todos los Santos para pasar una semana con su nieto, al que tiene que venir a dejar su hija (Ludivine Sagnier).

Más allá del deseo de filmar actrices de cierta edad que no se rejuvenecen con botox o inyecciones de ácido hialurónico, François Ozon se esfuerza por mostrar las acciones cotidianas de personas mayores de 80 años, lo suficientemente elegantes como para administrar una casa y entretener a su familia pero aún vulnerables. en quien el cine no está muy interesado. Michelle tiene una serie de tareas que realizar: cuida su huerto, lleva a su amiga, que no tiene carné, a rezar los domingos en la iglesia, prepara la comida, hace la cama…

Al situar esta meticulosa observación a la sombra del thriller, el cineasta produce una imagen única y muy precisa de la vejez, apuntalada por la cuestión del deseo… ¿Cómo hacer que tu vida sea emocionante, al menos habitable, cuando ya no trabajas y que ¿Estamos lejos de nuestros seres queridos? ¿Hasta qué punto podemos arreglar con el destino conseguir un rincón al sol? Esencialmente confinado en casa, con algunos viajes al hospital y al cementerio, compuesto por una sucesión de momentos huecos, Cuando llega el otoño presenta a su heroína como un enigma.

Cosecha envenenada

A pesar de una puesta en escena que a veces se deja engañar por las apariencias filmadas del buen vivir en el campo, fuertes referencias -un sermón sobre María Magdalena- y un fantasma cubierto de polvo blanco, hay en el origen de Esta trama tiene una pista de inmoralidad que lo hace muy apasionante. Michelle, como la mayoría de los personajes femeninos de Ozon, resulta ser más ambigua de lo que las ideas preconcebidas nos hacen creer. Todo comienza con una historia de champiñones cocinados y servidos con amor. Después de una discusión que les hizo un nudo en el estómago a la abuela y a su nieto, sólo la madre come su ración y, unas horas más tarde, se desmaya. EMERGENCIAS. Lavado de estómago. La cosecha fue envenenada.

Este exordio que la hace dudar del amor maternal e inspira a Michelle la idea de que un mundo sin su hija podría ser más simple –no más solicitudes de donaciones, no más reproches, no más enojos– nos hace pensar en Novela de un tramposo (1936), de Sacha Guitry. Para que conste, un niño privado de setas por haber robado en la caja del supermercado familiar fue el único que sobrevivió y prometió triunfar, incluso si eso significaba ser deshonesto.

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