“Es terrible quedarse sin trabajo de la noche a la mañana”: acorralada por la competencia china, Huachipato, la mayor siderúrgica de Chile, cerrará definitivamente el lunes tras 74 años de actividad, dejando a miles de personas sin trabajo.
Durante generaciones, la vida en Talcahuano, una ciudad de 160.000 habitantes en la Región del Biobío, 500 kilómetros al sur de la capital Santiago, ha girado en torno a la emblemática fábrica de acero.
Su cierre afecta directamente a 2.700 puestos de trabajo, incluidos los de subcontratación, y afecta a unos 20.000 empleos indirectos. También supone el fin de la producción de acero no reciclado en el país.
“Yo trabajaba en Huachipato, mi papá trabajaba en Huachipato, mi esposa también trabajaba en Huachipato y teníamos un buen nivel de vida”, dice Fernando Orellana, de 62 años, quien se unió al servicio de limpieza a los 25 años antes de ascender hasta convertirse en jefe de sección.
Para este dirigente del Sindicato de Trabajadores del Acero 2, la fábrica representaba la garantía de un retiro seguro. “Era una empresa que te daba seguridad para el futuro”, asegura.
Huachipato producía 800.000 toneladas de acero al año y abastecía principalmente a la industria minera, motor de la economía chilena. Fundada en 1950, la planta no pudo soportar la competencia del acero chino, que se vendía en Chile un 40% más barato que el producido localmente.
La acería intentó mantenerse solicitando sobretasas a las importaciones chinas. Aunque se pusieron en marcha en abril, después de que la Comisión Chilena de Lucha contra las Distorsiones constatara una “competencia desleal”, no fueron suficientes para garantizar la sostenibilidad de la planta, que desde 2019 acumula pérdidas por valor de 700 millones de euros.
“Esta decisión nos duele profundamente, pero estamos convencidos de que hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos”, aseguró el director de la acería, Julio Bertrand, al anunciar su inminente cierre en agosto.
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El año pasado, América Latina recibió 10 millones de toneladas de acero chino, lo que representa un aumento del 44% en 2023 respecto al año anterior. En 20 años, China ha aumentado su participación en el mercado mundial del acero del 15% al 54%, según la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero).
En Talcahuano, las siderúrgicas fueron mucho más que un trabajo para muchas personas; también representaron asociaciones sociales y culturales, la construcción de viviendas para trabajadores y un equipo de fútbol, actualmente líder del campeonato chileno.
– “Ayúdenme a apagarlo” –
En vísperas del cierre del complejo, que comenzará el lunes con la parada del Alto Horno 2, los trabajadores han firmado un generoso plan de indemnización, pero esto no consigue aliviar la amargura y la incertidumbre que provoca el cierre.
“Tengo 47 años de antigüedad en la empresa y nunca se me ocurrió que algún día iba a ser uno de los que ayudarían a cerrarla”, dice Héctor Medina, presidente del sindicato 1.
El acuerdo prevé el pago de una indemnización adicional de aproximadamente un 30% por encima de la indemnización por despido legal, así como otros beneficios, pero no incluye a los subcontratistas.
“Es terrible quedarse sin trabajo de la noche a la mañana”, lamenta Roberto Hernández, un subcontratista de 54 años. “¿Dónde voy a encontrar trabajo a esta edad?”, se pregunta.
Según estimaciones de los sindicatos, más de la mitad de los trabajadores despedidos tienen más de 50 años.
Un estudio de la Universidad Católica de la Santísima Concepción de Talcahuano estima que el cierre de la planta afectará a 1.090 pequeñas y medianas empresas de la región.
Otro estudio del Observatorio del Trabajo de la región prevé que el desempleo aumentará 2,5 puntos porcentuales para llegar al 11%.
“Son personas que llevan toda la vida aquí trabajando. No saben hacer otra cosa”, lamenta Hugo Mendoza, un mecánico de 58 años.
Se espera que el gobierno presente el lunes un plan para fortalecer la industria y fomentar el empleo en la región del Biobío, cuyos detalles aún no se han hecho públicos.
Por su parte, la planta prevé mantener algunas de sus actividades “no siderúrgicas”, como la extracción y comercialización de piedra caliza, material utilizado en la fabricación de acero.
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