Un alga adquiere un fertilizante intracelular.

-
>>

Una célula de “Braarudosphaera bigelowii” creció 1000 veces. TYLER COALE

Un hecho poco común en la historia de la evolución: los investigadores han identificado un nuevo orgánulo resultante de una simbiosis entre una bacteria y un alga. Como en una fábrica, las células eucariotas (células de animales, plantas y hongos) operan una auténtica división del trabajo, realizándose las diferentes tareas en distintos compartimentos, llamados orgánulos. Estas tareas van desde almacenar ADN en el núcleo hasta digerir moléculas en lisosomas altamente ácidos. El origen de estos orgánulos y sus funciones han fascinado a los biólogos durante más de un siglo.

Según el profesor Marc-André Selosse, del Museo Nacional de Historia Natural de París, “Hay dos maneras de evolucionar. Ya sea por mutaciones, que revelan nuevas propiedades, o por asociación, al asociarse con un organismo, lo que permite heredar sus propiedades.. Si la evolución por mutación es la más común, los raros casos de evolución por asociación han tenido repercusiones considerables. De hecho, la adquisición de la mitocondria, el orgánulo responsable de la respiración celular en los eucariotas, dio origen a las formas de vida más complejas. Lo más probable es que sea descendiente de una bacteria que entró en endosimbiosis (simbiosis dentro de una célula) con el antepasado de las células eucariotas, hace casi dos mil millones de años. Y, a fuerza de cohabitar con su huésped, la bacteria evolucionó de un simple simbionte a un compartimento celular completo: se convirtió en un orgánulo.

Se estima que la adquisición de un orgánulo a través de endosimbiosis ocurrió sólo tres veces en la historia evolutiva: una para las mitocondrias y dos para los plastidios (una familia de orgánulos que incluye el cloroplasto, lugar de la fotosíntesis de las plantas). O mejor dicho, estimamos… En un estudio publicado el 12 de abril en Ciencia, Un equipo de investigadores de la Universidad de California en Santa Cruz afirma haber descubierto un cuarto orgánulo resultante de una endosimbiosis entre un eucariota y una bacteria: el azotoplasto.

Leer también | Artículo reservado para nuestros suscriptores. Mitocondrias, cuando la fábrica de células cierra

Añadir a tus selecciones

Los investigadores descubrieron este orgánulo, conocido como UCYN-A, dentro de un alga marina unicelular Braarudosphaera bigelowii. Este azotoplasto hace honor a su nombre: verdadero fertilizante intracelular, permite al alga adquirir una función que normalmente es prerrogativa de las bacterias: fijar nitrógeno en el aire (N2) y transformarlo en sales nitrogenadas asimilables por el metabolismo. Para el investigador Ansgar Gruber, director del laboratorio de evolución de protistas (eucariotas microscópicos), tener un azotoplasto es una gran ventaja. “Todos los seres vivos deben contener una determinada proporción de compuestos nitrogenados. Pero éstos sólo pueden sintetizarse a partir de sales de nitrógeno, que son muy raras en el océano. UCYN-A proviene de un pequeño grupo de cianobacterias capaces de fijar N2, y es bastante fascinante ver cómo el alga adquiere esta capacidad. »

Te queda el 45,83% de este artículo por leer. El resto está reservado para suscriptores.

-

PREV Más de 1.000 asteroides descubiertos en el sistema solar
NEXT “Madrid es Madrid”: la predicción de Zinedine Zidane ante la Real