La diferencia entre el salario bruto de un empleado y el salario neto recibido después de impuestos es generalmente una cantidad elevada. Más aún si inicialmente no tenemos en cuenta el salario bruto, sino el supersalario bruto, es decir, el importe total pagado por el empleador a su empleado antes de la deducción de las cotizaciones patronales.
Pero los empleados no son los únicos que experimentan una brecha entre sus ingresos brutos y sus ingresos netos. Esta diferencia se encuentra incluso en la jubilación. De hecho, si los jubilados ya no pagan cotizaciones de vejez o desempleo, siguen sujetos al impuesto sobre la renta pero también a determinadas cotizaciones sociales, la principal de las cuales es la CSG (contribución social generalizada).
A menos que esté exenta de impuestos, la pensión que un jubilado recibe cada mes puede estar sujeta a una doble deducción por parte de su fondo: las cotizaciones a la seguridad social, por un lado, y el impuesto sobre la renta, a través de retenciones en origen. La transferencia pagada a su cuenta bancaria es, por tanto, la pensión de jubilación neta de impuestos y cotizaciones a la seguridad social.
En total a lo largo de un año, las cantidades retiradas pueden alcanzar cantidades significativas cuando los ingresos de un jubilado se encuentran en los tramos más altos de la escala del impuesto sobre la renta, por un lado, y en el CSG, por el otro. Respecto a esto último, recordemos que existen diferentes tasas de CSG en función de los ingresos del jubilado. Si los pensionistas con ingresos más bajos están exentos, los demás están sujetos a una tasa que puede ser del 3,8% (tasa reducida), del 6,6% (tasa mediana) o del 8,3% (tasa normal) dependiendo del nivel de recursos.
Para simplificar las simulaciones, tomemos el caso de un jubilado que vive solo y cuyo importe bruto de pensión es de 1.800 euros al mes, o 21.600 euros al año. Para estimar el importe de impuesto que tendrá que pagar este jubilado hay que tener en cuenta los baremos del año pasado ya que no se pudo votar el proyecto de Ley de Hacienda para 2025. Por otro lado, la escala CSG ha sido actualizada el 1 de enero de 2025, teniendo en cuenta un aumento del 4,8% en los tramos de renta para fijar el tipo CSG aplicable.
En este tramo de ingresos, la tasa CSG es del 6,6%. A lo que hay que sumar el CRDS al tipo del 0,5% y la Casa al tipo del 0,3%. O el 7,4% en total. Por tanto, nuestro jubilado estará sujeto a una deducción de 1.598,40 € del importe bruto de su pensión.
Ahora calculemos el impuesto sobre la renta a pagar. Para complicar los cálculos, hay que recordar que parte del CSG es deducible de la renta: el 4,2% en el caso que nos interesa. Conclusión: la base imponible de nuestro jubilado será: 21.600 menos (4,2% x 21.600) = 20.692 €.
Se aplicará entonces la deducción estándar del 10%, y la reducción estándar de la que se benefician los mayores de 65 años. En definitiva, la escala del Impuesto sobre la Renta se aplicará por un importe de 17.250 euros. Lo que dará un impuesto de 78€. En comparación con 1.598 € en cotizaciones a la seguridad social.
Esta simulación demuestra una vez más que los impuestos en el sentido estricto del término pesan menos sobre los hogares franceses que las cotizaciones y las cargas sociales. Tanto para los empleados como para los jubilados…