El Tribunal de Cuentas publica un informe muy crítico sobre el modo de financiación de las redes de transporte de electricidad.
El Tribunal de Cuentas vuelve a hacer sonar la alarma. Es probable que las facturas de electricidad de los consumidores se disparen en los próximos años debido a la forma en que se financian las redes eléctricas públicas. Podría aumentar en 10 euros por megavatio hora (MWh) entre 2023 y 2030, lo que corresponde a un aumento del 21% en la tarifa por el uso de las redes eléctricas públicas. Turpe paga a los gestores de redes, a RTE para alta y muy alta tensión y a Enedis para media y baja tensión, así como a algunas empresas de distribución local (ELD), como en Estrasburgo, Grenoble o Burdeos. En cierto modo, un peaje que paga la electricidad para poder pasar de los centros de producción a los consumidores.
Sin embargo, los gestores de redes tienen enormes necesidades de inversión para poder no sólo mantener y modernizar sus infraestructuras, sino también adaptarlas a la nueva situación. La proliferación de parques solares y eólicos implica más conexiones, al igual que la electrificación de determinados usos. Lo más revelador es la instalación de unas 150.000 estaciones de carga para coches eléctricos, que tuvieron que conectarse a la red. En definitiva, RTE cuenta con una dotación de inversión de 100 mil millones de euros entre 2023 y 2040 y Enedis con 96 mil millones.
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Un aumento del consumo muy esperado
Estos gastos, subraya el Tribunal de Cuentas, podrían ser “neutralizado bajo el efecto del aumento esperado del consumo, que se supone acompañará a las inversiones”. Lamentablemente, por el momento, el consumo de electricidad en Francia está a media asta, en particular gracias a los esfuerzos realizados en materia de sobriedad y eficiencia, pero también a causa de una desaceleración de la producción industrial francesa. Conclusión, el Tribunal considera posible “Importantes aumentos de precios a medio plazo para los usuarios que no se benefician de las reducciones de Turpe”. El Tribunal también advierte contra los riesgos temporales que supone el sobredimensionamiento de las redes, con el fin de anticipar mayores necesidades. RTE, por su parte, está aumentando las intervenciones públicas para explicar que estas anticipaciones son necesarias para apoyar la reindustrialización de los territorios y reducir el tiempo necesario para la conexión a la red. Lo cual constituye una valiosa herramienta de competitividad para el país.
El Tribunal arroja otra piedra al charco: la de la cuestión de la remuneración de RTE y Enedis por parte de Turpe. Sería demasiado favorable para estas dos empresas, que se beneficiaron cada una de una “beneficio financiero de casi 500 millones de euros”durante el período 2017-2023. Entre las críticas a este punto técnico, se encuentra en particular la evaluación de la remuneración de los “de color subido” vinculados a las inversiones realizadas. Esta remuneración sería demasiado elevada teniendo en cuenta que el riesgo es mínimo, siendo estas redes imprescindibles. Por tanto, el tribunal recomienda ajustar la política de distribución de dividendos de RTE y Enedis y su método de remuneración.
Finalmente, el Tribunal examinó un punto planteado por la Comisión Reguladora de Energía (CRE) que considera que la proporción del consumo de electricidad en la factura, alrededor del 30%, debe seguir siendo lo suficientemente alta como para alentar a los consumidores a priorizar la sobriedad y la eficiencia energética. Si la proporción vinculada a este consumo es demasiado baja en comparación con los impuestos (impuestos especiales sobre la electricidad y el IVA) y el Turpe, los clientes podrían estar menos inclinados a adoptar un comportamiento virtuoso. Para la corte “El volumen de consumo sigue siendo el factor determinante abrumador”. Esto deja márgenes de ajuste para la red.