Esta decisión relativa a los vehículos de dos ruedas pretende aliviar las limitaciones logísticas; no convence a los profesionales del sector, que se enfrentan a retos organizativos y de rentabilidad.
La noticia, oficializada mediante un decreto del Ministerio de Transición Ecológica, prevé no sólo aplazar la medida de control de las velocidades máximas de los ciclomotores hasta 2026, sino también autorizar el intercambio de equipos entre centros de control. Esta decisión, sin precedentes en el sector, despierta tanto alivio como escepticismo entre los profesionales.
Fidalgo Gaby, director de un centro Auto Security en Choisy-le-Roi, considera el aplazamiento una “buena noticia”, aunque critica la viabilidad de compartir equipos: “ ¿Comprar el equipo juntos? ¿Con quién, mi competidor directo? ¿Y cómo podemos organizarnos para saber quién lo utiliza cada día? » informa -. Esta limitación organizativa, difícil de gestionar a diario, parece ser compartida por otros actores.
Una limitación económica para los pequeños centros de inspección técnica
La compra del celerómetro, un dispositivo destinado a medir la velocidad máxima de los ciclomotores, representa una importante inversión, estimada en unos 5.000 euros. Para Ramzi Nakhli, que dirige varios centros en el interior de la periferia, este gasto parece desproporcionado teniendo en cuenta el escaso volumen de ciclomotores controlados: “ Algunos centros atienden de una a tres motocicletas por semana. Entre los costos de capacitación y materiales, simplemente no es rentable. “, declaró a -.
El director general de Autovision, Bernard Bourrier, confirma esta realidad subrayando que los ciclomotores, clasificados en la categoría L1, representan menos del 10% de las inspecciones técnicas de los vehículos de dos ruedas. Para algunos centros, la compra de dichos equipos parece ser una carga financiera insuperable. A pesar de estas reticencias, la medida sigue estando justificada por cuestiones de seguridad vial. La inspección técnica tiene como objetivo, en particular, combatir los ciclomotores desenfrenados, que a menudo son responsables de accidentes graves. Sin embargo, para muchos profesionales, la implementación de este sistema sigue siendo poco clara y difícil de integrar en su vida diaria.
Preguntas sobre el futuro de las inspecciones técnicas para vehículos de dos ruedas
El aplazamiento hasta 2026 no resuelve las cuestiones de rentabilidad y organización planteadas por los centros de control. Algunos profesionales se plantean invertir en varios dispositivos de forma individual para evitar complicaciones logísticas. En última instancia, podría ser necesaria una clarificación de la normativa y posibles ayudas a los centros pequeños para garantizar el éxito de este proyecto.
El aplazamiento de la inspección técnica de ciclomotores da un respiro a los profesionales, pero deja dudas sobre su efectiva realización y organización. Entre costes de inversión y desafíos logísticos, los centros de control se muestran cautelosos ante una medida que consideran restrictiva y poco rentable para una categoría de vehículos aún marginal.
>inspección técnica, vehículos de dos ruedas