En Berna se está gestando un verdadero cambio de paradigma en el departamento de transportes de Albert Rösti. Mientras que la bicicleta está en auge en Suiza, las infraestructuras dedicadas a ella se multiplican, con vistas a una red que cubra todo el territorio. Pero hasta la fecha, si los automovilistas ponen sus manos en sus billeteras al igual que los usuarios del transporte público, los ciclistas no pagan impuestos directamente para pagar sus carriles bici. Esto podría cambiar, anuncia Blick.ch. Ante una “gran necesidad de inversión”, la Oficina Federal de Carreteras (Ofrou) está trabajando en fuentes de financiación, incluyendo ahora el “principio de causalidad”.
Está claro que está estudiando la idea de un impuesto a las bicicletas. Podría tomar la forma de un impuesto anual, de una pegatina o incluso de un suplemento a la compra de la bicicleta; todavía no hay nada definido, asegura Ofrou. ¿Quién tendrá que encontrar la manera de combinar esta posible nueva medida con la mención en la legislación suiza de que “se debe fomentar fuertemente el uso de la bicicleta”, por razones de salud y ecología, recuerda Blick.ch. El presidente de Pro Vélo y consejero nacional Matthias Aebischer (PS/BE) denuncia un estudio que va contra la corriente, “más aún después del no a la ampliación de las autopistas”, y pide que se abandone. Su colega Benjamin Giezendanner (UDC/AG), por el contrario, ya había planteado la cuestión al Parlamento, pero el Consejo Federal respondió que la carga administrativa sería demasiado alta: “Es hora de volver a hablar de ello”, cree. . Proyectos similares fracasaron recientemente en Lucerna y Basilea-Campiña, y otro está en marcha en Zurich.
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