Asistimos a una escalada de promesas ligadas al poder adquisitivo de cara a las elecciones legislativas.
¿Puede este tipo de política reactivar el crecimiento?
El especialista en economía de TF1, François Lenglet, ofrece su actualización sobre el set 20H.
El principal motor de la actividad, dicen los partidarios de la recuperación, son las compras de los hogares, que representan el 55% de nuestra economía. Por lo tanto, para que mejoren el crecimiento y el empleo, los franceses necesitarían comprar más automóviles, muebles y actividades de ocio. Y para eso hay que darles más dinero, aumentando salarios y beneficios.
Francia practicó esta política con éxito durante los Treinta Años Gloriosos. Pero también con muchas decepciones después. Así, el relanzamiento de 1981 terminó en un fracaso. Exactamente como si alguien hubiera arrojado una caja a la chimenea: llamas, pero no calor.
El problema, más hoy que ayer, es que el Estado no tiene dinero. Si aumenta los impuestos, ahuyentará a los ricos y aplastará a las clases medias. Si se endeuda más, corre el riesgo de sufrir una crisis financiera. Lo que es aún más grave: nuestras fábricas no son lo suficientemente numerosas para abastecer a los franceses. Por lo tanto, tendríamos que importar aún más del extranjero. El colmo: mantener en funcionamiento las fábricas extranjeras, aumentando al mismo tiempo la deuda francesa… Señoras y señores candidatos, los chinos les dan las gracias.
