En Suiza se lanzó una iniciativa que aboga por la igualdad en el acceso a la inteligencia artificial (IA). Sin estar vinculado a un Estado ni a intereses económicos, facilita la puesta en red de conocimientos al servicio de causas humanitarias urgentes.
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22 de noviembre de 2024 – 13.34 h
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Si la inteligencia artificial (IA) abre perspectivas revolucionarias para avances en campos como la investigación, el pronóstico del tiempo, la medicina o la energía, existe el riesgo de que países ricos y empresas poderosas monopolicen una nueva generación de computadoras.
A pesar de su lentitud a la hora de promulgar una ley que regule el uso de la IA, hoy Suiza es elogiada por sus esfuerzos para promover un mejor intercambio de conocimientos entre los países en desarrollo.
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Esta iniciativa, denominada “Red Internacional de Computación e IA” (ICAIN), permite que proyectos científicos de estos países se beneficien de las supercomputadoras. Con el objetivo de democratizar el acceso a estas tecnologías y crear las condiciones para una competencia justa.
“Observamos un enorme desequilibrio entre un puñado de empresas capaces de desarrollar ordenadores potentes y una mayoría de la población que no tiene acceso a ellos”, afirma Katharina Frey, subdirectora de la división de “digitalización” de la diplomacia suiza.
Lucha contra las desigualdades
Además del Departamento Federal de Asuntos Exteriores (FDFA), en este proyecto también participan los Institutos Federales Suizos de Tecnología de Zúrich (ETHZ) y Lausana (EPFL), así como el Laboratorio Europeo de Aprendizaje y Sistemas Inteligentes (ELLIS). , la organización panafricana Data Science Africa y varios centros de supercomputación establecidos en Suiza y Finlandia.
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Equipo de Respuesta Rápida Terrestre MODIS, NASA GSFC / Dominio público
“Es importante que una iniciativa como esta aborde las desigualdades que actualmente están presentes en el acceso a la inteligencia artificial. Si bien estas tecnologías se utilizan todos los días, es fundamental desarrollar un ecosistema más variado”, explica Ciira Maina, directora de Data Science Africa.
Lanzado el pasado mes de enero, el ICAIN colabora actualmente en dos programas científicos llevados a cabo en África, además de otro liderado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Proyectos en los que ahora participan expertos universitarios con la ayuda de supercomputadores.
ICAIN sigue los pasos de la ONU al abogar por un acceso más equitativo a la inteligencia artificial. En septiembre pasado, las Naciones Unidas describieron a ICAIN en su último informe como un modelo de cómo las redes de intercambio de recursos pueden ser parte de una lógica sostenible. “Las grandes potencias pueden y deben fortalecer estas capacidades mediante la colaboración a escala internacional”, leemos en particular.
Pero ¿qué impacto concreto tiene este “modelo” sobre el terreno? La profesora Ciira Maina, experta en ingeniería eléctrica y ciencia de datos de la Universidad Dedan Kimathi en Kenia, dice que la colaboración está estimulando la investigación para perfeccionar los pronósticos meteorológicos. También facilita la identificación de algunas de las enfermedades que están erosionando los cultivos en África.
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Proteger datos confidenciales
“Esta potencia informática lleva la investigación a otro nivel. ICAIN ofrece experiencia de primer nivel con acceso a computadoras de muy alto nivel”, afirma.
La acción humanitaria del CICR también puede beneficiarse de esta aceleración de los cálculos gracias a máquinas entrenadas para pensar cada vez más por sí mismas y capaces de generar soluciones. Por ejemplo, el CICR debe digerir periódicamente una gran cantidad de expedientes, declaraciones y notas tomadas por su personal sobre el terreno, complementados con datos proporcionados por satélites.
Este flujo continuo y cambiante de datos que el CICR debe procesar, a menudo procedente de situaciones caóticas, debería poder gestionarse mejor a través de estos ordenadores, de modo que la ONG espere poder planificar mejor sus operaciones en el futuro.
“Estamos observando cómo la inteligencia artificial ya está presente hoy en zonas de conflicto y el impacto que su uso puede tener en las poblaciones civiles. Puede ser de gran ayuda para mejorar, en particular, la forma en que se puede prestar la ayuda humanitaria sobre el terreno”, analiza Blaise Robert, que asesora al CICR en esta materia.
La ONG también debe asegurarse de mantener el control sobre los datos confidenciales. “En situaciones delicadas, mantener la confianza de nuestros socios depende en gran medida de nuestra capacidad para garantizarles total confidencialidad”, explica. Un control estricto es esencial. “Debemos asegurarles que no dependemos de actores que podrían dañar las operaciones”, dijo.
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Una iniciativa suiza
Quitándose el sombrero ante Suiza por haber asumido esta iniciativa, la profesora Ciira Maina espera que “esta semilla” impulse “una interacción más global”, lo que también conducirá a la adhesión de nuevos miembros. “Después de mucho debate sobre las desigualdades relacionadas con el acceso a la inteligencia artificial, es bueno ver que la gobernanza ha logrado unir a las personas adecuadas en torno a un proyecto para resolver problemas de manera colaborativa”.
Aunque está en el origen de esta iniciativa, la diplomacia suiza no pretende controlar las operaciones actuales ni su desarrollo futuro en todo el mundo. Para evitar estar bajo el control de un Estado o grupo económico, esta herramienta debe tener personalidad jurídica propia e independiente. Si bien aún no se han revelado los detalles de sus estatutos, los objetivos de su misión son muy claros.
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Sostenibilidad y justicia
Angela Müller, responsable del aspecto político de la ONG Algorithm Watch Suiza, está encantada de que una red de este tipo pueda tener su lugar hoy en el mundo de la inteligencia artificial. “Necesitamos este tipo de iniciativas como alternativas a los poderes económicos detrás de la IA, dominados por un puñado de empresas megapoderosas”, explica.
“Esta red no sólo debería abrir el debate sobre cómo confiamos en la inteligencia artificial en términos de sostenibilidad y justicia, sino también hacer que la propia IA sea más sostenible y justa a través de esto”, especifica.
Revisado y verificado por Sabrina Weiss/Veronica De Vore/gw. Traducido del inglés por Alain Meyer/rem.