Si los servicios de generación de imágenes y vídeos han aumentado considerablemente en los últimos meses, está claro que pocos servicios dedicados al audio –y más particularmente a la música– han visto la luz hasta ahora. Sin embargo, no es por falta de intentos. Empezando por los gigantes tecnológicos que, sin embargo, tienen todas las claves para conseguirlo. Así, Google –a través de su filial DeepMind dedicada a la IA– y YouTube han colaborado en un servicio de creación de música generada por inteligencia artificial.
Llamada Orca, la herramienta podría tomar algunas instrucciones simples como letra, artista y género, y generar algo que sonara increíblemente auténtico, según los empleados que la probaron. El modelo detrás de esta herramienta se entrenó principalmente en música protegida por derechos de autor de YouTube.
Google siguió “estúpidamente” los pasos de OpenAI
Sin embargo, la plataforma no sólo prohíbe el uso de sus vídeos para aplicaciones “independiente”sino también para acceder a sus vídeos por “medios automatizados (como robots, botnets o scrapers)”. Google, sin embargo, lo autorizó por una sencilla razón: después de enterarse de que OpenAI, utilizando su herramienta de reconocimiento de voz Whisper, literalmente absorbió el audio de millones de horas de vídeos en YouTube para transcribirlos y convertirlos en datos utilizables para entrenar su gran lenguaje. modelos, el gigante de Mountain View ha decidido hacer lo mismo.
La firma también se ha protegido de cualquier acusación ya que su normativa le autoriza a explotar los datos de los usuarios de YouTube con el fin de desarrollar nuevas funciones para la plataforma de vídeos. Sin embargo, no está claro si Google puede utilizar los datos de YouTube para crear un servicio comercial más allá de la plataforma de vídeo, como un chatbot.
Un proyecto abandonado por los riesgos legales asociados
Información privilegiada sobre negocios revela que Google posteriormente se acercó a algunos sellos discográficos para lanzar la herramienta Orca al público, ofreciendo un acuerdo de reparto de ingresos para la música y los artistas en los que Orca había entrenado. Las discográficas dudaron, lo que obligó a Google a frenar el proyecto, según una fuente entrevistada por nuestros compañeros, añadiendo que se trataba de una “enorme riesgo legal”. Es una apuesta segura que la empresa, a pesar de su considerable poder, habría sido un objetivo principal de los reguladores si hubiera pisoteado efectivamente sus propias reglas para seguir siendo competitiva.
Aunque este proyecto finalmente fracasó, Google lanzó otros productos, ciertamente menos impresionantes, pero similares. En mayo de 2023, la firma presentó MusicLM. Es una herramienta de IA generativa capaz de generar música siguiendo una descripción textual. Esto puede incluir instrucciones sobre los instrumentos utilizados, el tempo deseado e incluso la emoción a expresar. Este último fue entrenado en “un gran conjunto de datos de música sin etiquetar”, según la publicación científica publicada por el equipo de Google.
Más recientemente, en noviembre de 2023, DeepMind anunció un modelo de inteligencia artificial para la generación de música llamado Lyria, que era una versión reducida del Proyecto Orca. Los usuarios pueden pedir a la herramienta que genere música utilizando la voz y el estilo musical de ciertos artistas que habían trabajado explícitamente con Google en el proyecto, como John Legend, aunque su alcance es mucho más limitado que Orca.
Los antiguos empleados continuaron el proyecto a través de su propia startup.
Algunos empleados que trabajaron en Lyria y Orca dejaron la empresa para fundar una startup llamada Udio, que crea una aplicación de creación musical con IA. Con sede en Nueva York, la startup es el resultado del trabajo de varios antiguos investigadores de Google DeepMind.
Está respaldado por destacados capitalistas de riesgo como Andreessen Horowitz, pero también por artistas como will.i.am y Common, empresarios (incluido Kevin Wall) y el cofundador de Instagram, Mike Krieger. Su aplicación, lanzada al público en abril, tuvo un gran éxito en parte gracias a la herramienta que utilizó para crear “BBL Drizzy”, una parodia relacionada con la disputa entre los artistas Kendrick Lamar y Drake.
La joven compañía, sin embargo, se vio atrapada por las discográficas: en junio pasado, al igual que la nueva empresa Suno, se vio perseguida por las grandes discográficas Sony Music, Universal Music Group y Warner Records. Esta última, a través de la Recording Industry Association of America, presentó dos denuncias contra estas start-ups por infracción de derechos de autor. El asunto podría resultar caro: hasta 150.000 dólares por canción copiada.
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