Tras completar con éxito la maniobra en octubre, la compañía de Elon Musk se vio obligada esta vez a dejar encallar su megacohete en el mar. La compañía está aumentando sus pruebas con la esperanza, en última instancia, de colonizar el planeta Marte.
Publicado el 20/11/2024 08:51
Actualizado el 20/11/2024 09:05
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SpaceX lanzó su megacohete Starship el martes 19 de noviembre, pero tuvo que renunciar a intentar atrapar su primera etapa con brazos mecánicos, fracasando en esta compleja maniobra que, sin embargo, había logrado el mes pasado. El sexto vuelo de prueba de este cohete gigante despegó a las 16.00 horas (23.00 horas en París) desde la base Starbase de la compañía en Boca Chica, Texas, bajo la mirada de Donald Trump.
El presidente electo llegó con su icónica gorra roja y Elon Musk dijo “honoré” de su presencia. Los dos multimillonarios mostraron así su nueva cercanía y su interés por la conquista del espacio. SpaceX pretende utilizar Starship, el cohete más grande y poderoso del mundo, para colonizar Marte. El desarrollo de la nave espacial también es seguido de cerca por la NASA, que cuenta con ella para llevar a sus astronautas de regreso a la Luna.
Los objetivos de este nuevo vuelo de prueba eran en gran medida similares a los del anterior, realizado en octubre. El cohete está formado por la primera etapa Super Heavy (70 metros de altura) y, encima de ella, el Starship (50 metros), que por extensión da nombre a todo el lanzador. Luego de impulsar la nave, Super Heavy se desprende de ella y comienza su descenso. En octubre, en lugar de terminar su viaje en el mar, realizó una maniobra sin precedentes.
Frenado con retrocohetes, regresó a su plataforma de lanzamiento y, justo antes de tocar el suelo, unos brazos mecánicos instalados en la torre de lanzamiento – apodados “varitas” – se cerraron a su alrededor y lo inmovilizaron. Pero esta vez, SpaceX anunció poco después del despegue que no cumplían los criterios para intentar esta operación, y Super Heavy se hundió en el Golfo de México, donde se desintegró. Por su parte, el Starship continuó su vuelo antes de aterrizar durante el día en el Océano Índico, permitiendo filmar por primera vez preciosas imágenes.
En última instancia, el cohete debe ser totalmente reutilizable y es por eso que SpaceX busca ponerse al día en su primera etapa. Esta estrategia pretende poder lanzar más máquinas con mayor rapidez y por mucho menos dinero que si fuera necesario utilizar nuevos equipos cada vez.
Durante la prueba de octubre, el cohete ganó un nuevo admirador: Donald Trump. En su discurso de victoria la noche de las elecciones presidenciales, describió cómo vio cómo alcanzaban el cohete y pensó “en una película”. El jefe de SpaceX gastó decenas de millones de dólares para apoyar la campaña del republicano y consiguió un trabajo a cambio, lo que plantea dudas sobre posibles conflictos de intereses, ya que SpaceX tiene numerosos contratos vigentes con el gobierno estadounidense.