Desde que se conoció el resultado de las elecciones, las acciones estadounidenses y el dólar han estado subiendo. Esta reacción inicial del mercado parece lógica dado lo que sabemos sobre el programa electoral de Donald Trump. Los republicanos obtuvieron la mayoría requerida en el Senado y la Cámara de Representantes, lo que les dio mayor libertad para implementar las promesas de campaña del futuro presidente.
Centrarse en el programa electoral Trump 2.0
La propuesta económica más emblemática de Donald Trump es la que pretende bajar el tipo impositivo a las empresas que producen en suelo americano. Esta promesa, además de la desregulación financiera y el levantamiento de las restricciones ambientales que propone, ha sido recibida favorablemente por los mercados, porque favorecen los negocios.
Las otras propuestas de Trump 2.0 sin duda podrían impactar la inflación, por dos razones principales. En primer lugar, si el número de personas activas en el mercado laboral estadounidense está aumentando hoy en día, también es gracias a la inmigración. Su propuesta de restringir la inmigración y deportar a millones de inmigrantes podría generar mayores presiones inflacionarias sobre los salarios en algunas industrias. En segundo lugar, sus instintos proteccionistas podrían conducir a impuestos totales a las importaciones, con el riesgo de aumentar la inflación importada. Ambas cosas harían más difícil para la Reserva Federal llevar la inflación de nuevo al objetivo del 2%. En este sentido, el aumento de los tipos de interés a largo plazo desde el 4 de noviembre parece racional, sobre todo porque, según las estimaciones, una administración Trump empeoraría las finanzas públicas en mayor medida que la de los demócratas.
Por último, cabe señalar que la postura de Estados Unidos hacia China corre el riesgo de endurecerse debido a su propuesta de nombrar para puestos de alto rango a personas que tengan una visión extremadamente negativa de China.
El impacto en los mercados
La actividad económica estadounidense sigue siendo sólida, como lo demuestra el crecimiento del tercer trimestre estimado en +2,8% anualizado y los beneficios empresariales que continúan su fase de expansión. La inflación, por su parte, está bajo control, lo que debería permitir a la Reserva Federal continuar con la flexibilización monetaria iniciada en septiembre. Dicho esto, es probable que con Trump 2.0 los tipos clave caigan menos de lo previsto anteriormente. Las medidas favorables a las empresas combinadas con un sólido crecimiento económico y recortes de tasas por parte de la Reserva Federal generalmente brindan un entorno favorable para las acciones.
Desde la víspera de las elecciones del 14 de noviembre, las acciones estadounidenses han ganado poco menos del 8% en euros, mientras que las acciones europeas y emergentes han ofrecido un rendimiento ligeramente negativo. Es muy probable que esta tendencia de rendimiento superior de las acciones estadounidenses continúe si se introducen amenazas de aranceles aduaneros. De hecho, Europa y los países emergentes tienen más que perder dada la mayor proporción de exportaciones en sus economías en comparación con Estados Unidos.
Por último, el valor del dólar estadounidense podría seguir aumentando frente al euro por varias razones. Primero, el crecimiento económico es mucho mejor en Estados Unidos que en la zona del euro, lo que favorece al dólar. En segundo lugar, una inflación ligeramente mayor bajo Trump 2.0 (en comparación con un escenario en el que Harris fuera elegido) aboga por menos recortes de tipos de la Fed, lo que también es positivo para el dólar. Cuando las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos alcanzaron su punto máximo en 2018 y la primera parte de 2019, el dólar se apreció, lo que compensó –aunque parcialmente– el costo adicional que soportan los importadores estadounidenses como resultado de los impuestos a las importaciones. No es imposible que este período ofrezca una buena hoja de ruta para la futura evolución del dólar estadounidense.