En Besançon, las familias de Mandy Petit y Malgorzata Urban se ven afectadas por la pobreza energética. Moho, infiltraciones de agua, humedad… viven en pisos muy mal aislados, que pueden considerarse como tamices térmicos. Testimonios.
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Cuando se mudó a este apartamento de Besançon (Doubs) con sus tres hijos, hace poco más de dos años, Mandy Petit no esperaba vivir una situación así. De lo contrario. En aquel momento, este alojamiento de 76 m2 y sus tres dormitorios le parecía ideal, después de haber vivido en un lugar mal aislado que le había obligado a marcharse.
“Cuando me mudé, todo se había moldeado recientemente desde el suelo hasta el techo.“, explica a nuestros periodistas Vanessa Hirson y David Martin. “El propietario me explicó que todo el apartamento había sido reformado y que el mal estado del alojamiento se debía a los anteriores inquilinos.“. Le aconsejamos que ventile y caliente bien el local.
Pero eso no es suficiente. Unos meses más tarde, Mandy se da cuenta de que en su casa “todo esta mohoso“Había vuelto a caer en un tamiz energético, estas casas mal aisladas y expuestas a los elementos.
“El pasado mes de julio empezó de nuevo, con aparición de moho por todas partes.” ella continúa. “Todo quedó cubierto de este polvo verde: los cubos de basura, los cables eléctricos, los videojuegos de mis hijos, los zapatos, la ropa, los muebles, las paredes… Tuve que desnudarlo todo.“.
No importa cuánto intente lavar, limpiar, vuelve. A pesar de mi tratamiento con bicarbonato de sodio y vinagre. Tuvimos esto en septiembre y luego en octubre.
Una rutina agotadora tanto física como moralmente. “Siento que me estoy mudando a mi propio apartamento.” Mandy confiesa “.Y luego todo lo que tiene moho se arruina…“Además de esta humedad, el apartamento también se ve afectado por las filtraciones de agua”.Durante el último año y medio, cada vez que llueve, me encuentro con agua goteando en mi cocina. Tengo que usar cuñas. Ya arruinó mis muebles.“.
Fuera del edificio, las huellas de oscuridad en la fachada del edificio exponen esta difícil vida cotidiana, compartida por el barrio. Junto a Mandy Petit, mismo problema para Malgorzata Urban. Su vivienda social, que ocupa desde hace 16 años, es también un tamiz térmico. En las paredes se ven inicios de moho, a pesar de que el VMC se cambió en 2022″,las cosas han mejorado“, explica. Sin embargo, la pobreza energética en la que se encontraba tuvo un impacto económico.
Han pasado cuatro o cinco años desde que compré algo. Yo preferí calentarlo a 21-22 grados para no sufrir. Con los elevados costes de calefacción y gas, nos limitamos.
Malgorzata Urbana,arrendatario
En Mandy Petit, la factura energética también es elevada. “Para calefacción y electricidad lo recibo todos los meses por unos 200 euros.” ella explica. “Y todo esto sin efecto, ya que aunque lo caliente no siento nada y no detiene el moho.“.
Más grave aún, esta situación de pobreza energética también tendría impactos en la salud de los inquilinos. Según Mandy Petit, uno de sus hijos desarrolló asma, lo que incluso lo obligó a estar hospitalizado durante una semana, mientras que otro tosía regularmente. Malgorzata Urbano también se vio afectada por tos y problemas en las articulaciones debido a la humedad.
Según el Ministerio de Salud, las manchas de humedad aparentemente inofensivas en nuestras paredes y suelos pueden liberar esporas que son muy dañinas para los pulmones. Si no se trata, el moho es potencialmente responsable de alergias, enfermedades respiratorias, infecciones pulmonares, asma y tos.
¿Cómo salir de ahí entonces? Según las dos mujeres, se realizaron trabajos exteriores, sin poder resolver del todo su malestar. Esperan la intervención de un experto en aislamiento exterior. Respecto a los problemas de infiltración de Mandy Petit, el arrendador, advirtió, no puede localizar el origen de las fugas de agua. Y sus seguridadesno cubras nada“.
Para limitar los daños, algunas comunidades están poniendo en marcha acciones concretas para combatir esta triste observación. En Besançon, este es el papel del servicio de intervención local para la gestión de la energía (SLIME). “Nuestra misión es, en primer lugar, identificar los mensajes, ganarnos su confianza y luego realizar un diagnóstico para apoyarlos proponiendo soluciones concretas.” explica Mireia Matencio, coordinadora de SLIME. “Brindamos ayuda financiera, pequeñas intervenciones en equipos y edificios para mejorar la vida diaria. Pero lo mejor sigue siendo la renovación energética completa de la vivienda.
En el Gran Besançon, hemos seguido a más de 1.000 personas durante los últimos 10 años. Pero sabemos que muchos hogares necesitados escapan a nuestro radar.
Mireia Matencio,coordinador SLIME
De hecho, los filtros térmicos son numerosos en Borgoña-Franco Condado, el mediocre campeón de las regiones más afectadas por la pobreza energética. En nuestro territorio, un estudio del Observatorio Nacional de la Pobreza Energética (ONPE) estimó que en 2018, el 25,5% de las viviendas del BFC se habían convertido en tamices térmicos, o 240.000 hogares.
Esto se puede explicar por varios criterios: las bajas temperaturas de la región, la baja urbanización que favorece las grandes casas individuales y los edificios antiguos, construidos antes del desarrollo de los estándares energéticos. Y es poco probable que esta situación mejore. De hecho, el gobierno está trabajando para aplazar la prohibición del alquiler de viviendas clasificadas G (las que consumen más energía), que debía entrar en vigor el 1 de enero de 2025.