Hay que sufrir para ser bella: más aún en ciertos lugares

Hay que sufrir para ser bella: más aún en ciertos lugares
Hay que sufrir para ser bella: más aún en ciertos lugares
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Cada persona tiene su propia sensibilidad al dolor. Y dependiendo de tu constitución, hacerte un tatuaje puede resultar más o menos doloroso en determinados lugares. Incluso hay zonas del cuerpo que son especialmente sensibles para todos.

Los humanos tenemos relativamente poca grasa en manos y pies. Debido a su piel fina y a la presencia de un gran número de terminaciones nerviosas y huesos, estos miembros son aún más sensibles al dolor provocado por la fricción ejercida por la aguja del tatuaje. Las palmas de las manos y las plantas de los pies son zonas especialmente inervadas. Además, las manos y los pies son partes del cuerpo muy utilizadas, lo que puede retrasar la curación. Aspectos que se deben tener en cuenta antes de hacerse un tatuaje.

No es raro escuchar testimonios de personas que han experimentado tatuarse los codos o las rodillas como una experiencia especialmente dolorosa. Esto se explica en parte por el hecho de que el tatuador pincha cerca del hueso. Además, la piel tiene poca elasticidad en estas zonas, lo que hace que la experiencia sea aún más desagradable. Y, al igual que las manos y los pies, los codos y las rodillas también son partes del cuerpo muy utilizadas, lo que no facilita el proceso de curación.

También se sabe que los tatuajes en las costillas son uno de los más dolorosos. También en este caso esto se debe a la delgadez de la piel, la poca grasa y la presencia de huesos. Además, la caja torácica se expande con cada inspiración, lo que significa que sentimos aún más intensamente las vibraciones de la aguja.

Sentir cosquillas en las axilas o sentir más dolor al hacerse un tatuaje en esta zona se debe a las numerosas terminaciones nerviosas presentes en esta zona del cuerpo. Además, las axilas están cerca de los ganglios linfáticos, lo que puede hacer que la operación sea aún más desagradable. Y aquí también se trata de un ámbito en constante uso, lo que difícilmente facilita su curación.

Pocas personas se tatúan los genitales. Sin embargo, una búsqueda rápida en Google muestra que no es imposible. Sin embargo, hay que ser resiliente. Porque, así como esta zona altamente inervada puede ser una fuente de placer durante las relaciones sexuales, también puede ser una fuente de dolor que se irradia por todo el cuerpo, al entrar en contacto con la aguja del tatuador. Para colmo, la piel es muy fina allí. Sin olvidar que el tatuador está obligado a sujetar el pene o mantener separados los labios de la vulva para realizar su trabajo. Baste decir que en este tipo de situaciones la confianza es fundamental.

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