Según el INSEE, el 57% de los franceses se benefician de ayudas financieras y de servicios públicos. Por tanto, el 43% restante financia el sistema más de lo que se beneficia del mismo.
Francia es uno de los países donde la protección social está más desarrollada. Detrás de esta afirmación se esconde un complejo mecanismo de redistribución: más allá de los beneficios financieros directos como las asignaciones familiares o el RSA, incluye el acceso a servicios públicos como la educación y la salud, pero también a infraestructuras colectivas como las carreteras o la seguridad.
El INSEE, a través de su estudio de Análisis n°88, cuantificó esta redistribución más amplia que incluye las transferencias monetarias clásicas pero también todos los servicios públicos.
Este enfoque revela que el 57% de la población en Francia son beneficiarios netos de transferencias monetarias y servicios públicos. Y por tanto el 43% son “perdedores”: financian el sistema más de lo que se benefician de él.
La composición familiar juega un papel determinante en esta ecuación. El sistema francés reconoce que las cargas varían significativamente dependiendo del tamaño del hogar y por tanto la contribución neta se adapta al número de personas que componen el hogar.
Entonces, ¿cuáles son esas cantidades a partir de las cuales nos convertimos en “perdedores” en el sistema social francés? Veamos primero los hogares sin niños. Para una sola persona, el umbral es de 2.700 euros brutos al mes (32.500 euros brutos al año). Una pareja sin hijos gana 4.050 euros brutos al mes (48.750 euros brutos al año).
Con uno o más hijos, las cantidades cambian radicalmente. Para una persona soltera con un hijo, son 3.500 euros brutos mensuales (42.250 euros brutos anuales). Para una pareja con un hijo, el umbral se fija en 4.900 euros brutos mensuales (58.500 euros brutos anuales). Para una pareja con dos hijos, el umbral alcanza los 5.700 euros brutos mensuales (68.250 euros brutos anuales). Y para una familia con tres hijos, asciende a 6.500 euros brutos mensuales (78.000 euros brutos al año).
Los ingresos tomados en cuenta no se limitan a los salarios. También se refiere a los ingresos de los trabajadores por cuenta propia, los rendimientos de los activos y otros ingresos como la pensión alimenticia. Estas son las cantidades observadas en 2019 en las que se basa el estudio del INSEE, aunque reciente (data de 2023). Obviamente, estos umbrales representan promedios nacionales y pueden variar según la ubicación geográfica y el uso real de los servicios públicos en particular. También hay que señalar que desde 2019 los umbrales de ayudas e impuestos han evolucionado y que la inflación ha estado ahí.
Para llegar a estas cantidades, identificamos en el estudio del INSEE que el punto de inflexión entre los beneficiarios y los contribuyentes netos al sistema de redistribución está alrededor del percentil 50-55, es decir, el 45%-50% de las personas que ganan más. Esto da una renta de 32.500 euros por “unidad de consumo” en 2019. Sabiendo que el INSEE contabiliza 1 unidad de consumo (UC) para el primer adulto de un hogar, 0,5 UC para otras personas de 14 años o más y 0,3 UC para los niños menores de 14 años. , realizamos las multiplicaciones correspondientes a la composición de cada hogar. Realizamos estos cálculos utilizando únicamente niños menores de 14 años en nuestras simulaciones.