El dominio chino del mercado de vehículos eléctricos preocupa más allá del sector automotriz

El martes 23 de abril, el fabricante de automóviles estadounidense Tesla indicó que sus beneficios habían caído un 55% entre el primer trimestre de 2023 y 2024. Sus ingresos bajaron un 9% y sus ventas un 8,5% interanual.

• Tesla, que alguna vez fue el principal fabricante mundial de automóviles eléctricos, quedó relegado al segundo lugar por primera vez durante el último trimestre de 2023, quedando detrás de Build Your Dreams (BYD) de China.

• Aunque BYD ha experimentado un crecimiento meteórico en los últimos años, Tesla sigue siendo el principal fabricante del mundo cuando se informan las cifras de producción del año.

• En el primer trimestre de 2024, las ventas de BYD cayeron un 43%, mientras que las ventas de Tesla se contrajeron un 20%, lo que hizo que este descenso fuera un breve interludio.

Sin embargo, la dinámica a largo plazo deja pocas dudas sobre el dominio de China en el mercado eléctrico. El año pasado, el 38% de los coches vendidos en China eran eléctricos, frente al 22% en la Unión y el 9,5% en Estados Unidos. El crecimiento del mercado interno chino (+9 puntos porcentuales entre 2022 y 2023), dominado por los fabricantes chinos, seguirá apoyando las ventas de BYD y de otros fabricantes chinos: Aion, Wuling, Li Auto, etc.

• El crecimiento del sector eléctrico chino se basa en un argumento de peso: los automóviles producidos en China son en promedio un 50,37% menos costosos que los producidos en Estados Unidos. Cinco años antes, en 2018, la brecha de precios era del 30,57%.

• Tesla anunció el fin de semana pasado importantes reducciones de precios en varios de sus modelos vendidos en Estados Unidos, Europa y China.

• Si bien estas reducciones permitirán al fabricante estadounidense (cuya cuota de mercado en China cayó al 6,7% en el último trimestre de 2023, 3,8 puntos porcentuales menos que el primer trimestre) ser más competitivo, reducirán aún más sus márgenes y, por tanto, sus beneficios. .

El choque entre fabricantes chinos y estadounidenses por el dominio del mercado eléctrico global no concierne sólo a la industria del automóvil, sino que toca cuestiones de soberanía industrial y digital y será decisivo para la electrificación de usos que exige la transición energética.

Estados Unidos y la Unión Europea están cada vez más preocupados por los excedentes generados por el mercado chino de coches eléctricos, posteriormente vertidos en sus mercados.

• El 4 de octubre de 2023, la Comisión inició una investigación antisubvenciones sobre las importaciones de vehículos eléctricos procedentes de China.

• Durante su viaje a China a principios de abril, la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, declaró que Estados Unidos “no aceptará una nueva ola de productos chinos baratos que inundan los mercados globales y perjudican a las empresas y a los trabajadores estadounidenses”.

Bruselas y Washington critican a China en particular por haber atraído inversiones extranjeras, haber exigido la creación de empresas conjuntas y luego haber obstaculizado la venta de bienes y productos extranjeros en el mercado chino.

• Al mismo tiempo, la Unión y los Estados Unidos acusan a Pekín de haber concedido subvenciones masivas a sus fabricantes nacionales, creando un gran superávit en los mercados internacionales. En los puertos europeos, los coches eléctricos chinos se están acumulando por decenas de miles.

• Si la Unión Europea impone aranceles como resultado de su investigación, limitará el acceso de los productores chinos a uno de los mercados más grandes y probablemente conducirá a medidas similares en otros países, como el Reino Unido.

En su segundo discurso en la Sorbona, Emmanuel Macron identificó claramente las excesivas subvenciones aplicadas por China y Estados Unidos como un riesgo “de que Europa experimente un declive”. Más allá de la extracción y el montaje de las baterías que alimentan los coches eléctricos, los fabricantes chinos son dos veces más ágiles que los europeos: a BYD le lleva 24 meses pasar de la idea a la producción en masa de un modelo, frente a los 50 meses de Mercedes-Benz.