En su dirección del Palais Royal, el chef Guy Martin ofrece vinos raros que combinan con sus recetas emblemáticas. Incluyendo una añada de su finca en Puglia.
Los clientes proceden de Asia, del norte de Europa o de Montbéliard. Este es el primer servicio, el más tranquilo. Hacia las 20.30 horas, la sala se vacía para dar paso a la segunda ronda de invitados: un par de clientes habituales parisinos, una familia americana entera, cuatro mujeres mexicanas de unos cuarenta años. El volumen aumenta. Tienes que disfrutar de este ballet barroco de la mesa de Émile Zola, que es tan central como quieras. El Grand Véfour está en pleno apogeo. Como señala el chef Guy Martin, la dirección se beneficia del efecto “Emily en París”, la exitosa serie. Esto ya había sido así después del estreno de la película. Después de la medianoche, el Woody Allen.
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