“Mono”, una historia de vida sobre los estragos de la heroína en Tánger

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Con al menos 4.000 consumidores identificados principalmente entre las ciudades de Tánger, Nador, Tetuán y Alhucemas, la heroína no es un epifenómeno en la región norte de Marruecos, sino más bien un problema social latente. Después de años de documentación y encuentros con asociaciones locales y víctimas de esta droga dura, el cineasta Ayoub Layoussifi y el antropólogo Khalid Mouna codirigieron el documental “Mono”, que pone de relieve esta cuestión aún poco visible. Para este estreno mundial, previsto para el viernes 10 de mayo en Casablanca, los dos autores instalaron sus cámaras en viviendas okupas de Tánger, un espacio urbano donde la heroína causa estragos desde los años 1980.

Khalid Mouna, antropólogo de la Universidad Moulay Ismaïl de Meknes, que trabaja en la producción, el consumo y la comercialización del cannabis, se vio desafiado por el consumo de heroína desde su juventud, en la región norte de donde proviene. Actor y director nacido en Casablanca y residente en Francia, Ayoub Layoussifi es “consciente desde pequeño” de los peligros de las drogas, gracias a su hermana, psiquiatra y adictóloga.

“Siempre he sentido curiosidad por lo que me rodea. Estudié cine como director y actor, pero los documentales siempre me han atraído e intrigado, porque filmamos la realidad de lo que sucede a nuestro alrededor. Tenemos el derecho, pero también la obligación, de hablar de ello”, declara el cineasta franco-marroquí durante el programa Traiga a los invitados especiales marroquíes del mundo, en Radio 2M en colaboración con Yabiladi.

Un documental oscuro sin discurso de víctima

De esta amistad entre Khalid Mouna y Ayoub Layoussifi desde sus años de estudio en la Universidad de París 8, nacen afinidades artísticas e intereses comunes en las cuestiones sociales del país. “Todo empezó con un trabajo de investigación, que luego se convirtió en la idea de un documental”, dice el antropólogo, también invitado al programa. En este proceso, el cineasta pone su saber artístico al servicio de un enfoque antropológico. Se trata, pues, de equilibrar el tratamiento de un tema oscuro, la preocupación por mostrar la complejidad de las experiencias, con el imperativo de mantener un marco cinematográfico.

“El documental en antropología no es algo nuevo. Queremos ofrecer una doble perspectiva que permita al artista ponerse en el lugar del investigador y darle a este último una mirada cinematográfica sobre un tema de investigación. Es un ejercicio de inversión de roles para abordar un tema vinculado a Tánger, una ciudad emergente”.

Khalid Mouna

De hecho, la elección del lugar de rodaje refleja la preocupación de los codirectores por mostrar que el fenómeno de las drogas duras no se limita a las carreteras principales. “El objetivo de esta película es precisamente abrir el debate, a través de la imagen y el sonido como herramientas de defensa de estas poblaciones, más allá de la cuestión del consumo de drogas”, añade la universidad.

En este sentido, Ayoub Layoussifi indica que “el deseo de trabajar juntos siempre ha estado ahí”. “Tengo una relación personal con la psiquiatría y la adicción. Mi hermana, practicante, siempre me hablaba de los estragos de las drogas (…) Cuando Khalid Mouna me pidió que colaborara con él en el tema, lo vi claro. Este flagelo afecta hoy a nuestros jóvenes y mayores, de todos los estratos sociales, incluidas mujeres y menores”, añade el artista.

“Para mí era importante resaltar este tema y hablar de estas personas, que están al margen de la vida, de la sociedad, que están excluidas; porque las drogas excluyen. La idea de hacer un documental al respecto me intrigó y, naturalmente, lo acepté. Khalid y yo nos complementábamos, invirtiendo nuestros roles”.

Ayoub Layoussifi

En este proceso, el cineasta se convierte, en cierto modo, en investigador. Además de la documentación aportada por el académico, éste observa su entorno, contactando con psicólogos y psiquiatras, o incluso con asociaciones. “Al estar en Francia, hago un paralelo con lo que también se hace aquí en los centros de adicciones. Compartimos los conocimientos de cada uno para filmar de forma cinematográfica”, explica Ayoub Layoussifi. Sobre el terreno en Tánger, estuvieron acompañados por Noureddine Lyasfi, de la Asociación Hasnouna de Apoyo a los Consumidores de Drogas (AHSUD).

Historias personales en imagen y sonido

Cada historia personal e individual de un consumidor es única, pero todas convergen en un camino de descenso a los infiernos, porque la espiral de las drogas conduce hacia la degradación social y económica, conduciendo luego a la marginación. La situación real de los consumidores de heroína es aún más apremiante, dada la evolución de los circuitos clandestinos de suministro.

“Desde la década de 1980 hasta hoy, las rutas de la heroína se han reducido. En consecuencia, [la marchandise] transportado desde el sur, los enclaves o el puerto, principalmente desde Turquía, es industrial y de muy mala calidad. Esto significa que los usuarios consumen mucho más, el equivalente a entre 300 y 500 DH al día”.

Khalid Mouna

Este costo genera varios fenómenos socioeconómicos relacionados, independientemente del estatus del consumidor. La película también lo muestra a través de la diversidad de perfiles de quienes testificaron. Al mismo tiempo, la idea es “romper ese cliché que asocia las drogas con el crimen o la pobreza; Es más bien el curso de vida el que define cuándo uno u otro comienza a consumir un determinado tipo de droga”, subraya el investigador.

Ayoub Layoussifi explica que le interrogó otro punto común a los testimonios recogidos. Muchos indican que la primera dosis de heroína la tomó para “probar”. “Esta adicción es casi inmediata, lo cual es muy diferente a otras drogas. Por eso el consumidor se encuentra en una espiral viciosa en la que no se espera en absoluto esta adicción tan rápida… Poco a poco, es la heroína la que gobierna su vida diaria y no puede despertarse por la mañana sin empezar con ella. una toma”, dice el cineasta.

“Las drogas te aíslan de la sociedad, de la familia, de los amigos; la persona se desvanece de quienes la rodean. Y cuanto más nos aislamos, más profundo nos hundimos en el abismo. El dinero se destina a las drogas y, cuando no se tiene, la adicción puede crear comportamientos que a veces pueden derivar en criminalidad.

Ayoub Layoussifi

Producida por Najib y Abdelkrim Derkaoui, en coproducción con Soread 2M, “Mono” también pone de relieve cuestiones como “el derecho a la salud, a la dignidad, a los cuidados, al trabajo y a la integración exigidos por los usuarios”, sacándolos de la visión simplista que a menudo se dado a ellos. El próximo mes de junio, la película se proyectará en varias ciudades de Marruecos, con el apoyo del Instituto Francés.

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