Vel comienzo tardó menos que nada en darle un toque en el pecho a Maffeoque, sí, exageró, pero el golpe, que no venía a cuenta de nada, se lo llevó. Poco después Vinícius se le subió directamente a la espalda después de que el bermellón le robara limpiamente un balón y acabó cayéndose espectacularmente al suelo cuando Maffeo recuperó la verticalidad.
Bellingham le dio una colleja al lateral diestro del Mallorca, sin venir a cuenta de nada, tras el 3-0 de Rodrygo que encendió la trifulca final. Y antes de sacar de centro tras el tanto que sentenciaba la semifinal de la Supercopa, Raúl Asencioun recién llegado al primer equipo blanco (12 partidos con un total de 578 minutos), le mandaba besos a Maffeo desde la distancia, después de que éste, sí, le recordara al central de 21 años la polémica que lo llevó a ser denunciado por difusión de unos vídeos de contenido sexual.
Pero el malo de la película resulta que es Maffeo. El tipo que busca siempre la polémica, dicen. Como en Valenciadonde el malo era dimitrievskique habría tirado de los pelos a Vinícius antes de que este le agrediera mandándole al césped, agarrón que ninguna imagen ha podido demostrar. El mismo Vinícius que tuvo que ser agarrado tras ver la roja por su acción en Mestalla y también en el túnel de vestuarios, al término del Real Madrid-Mallorca de este jueves, para evitar que se fuera a por el colegiado o a por algún rival.
Pero el malo es Maffeo. oh dimitrievski. O el ‘tonto’, como se le calificó desde una radio estatal, que osó enarbolar en Mestalla una pancarta con la inocente (o quizá sea insultante, vaya usted a saber) leyenda ‘Vinícius balón de playa’. Lo difícil, dicen desde el madridismo (lo aseguró Anceloti en la previa y lo repitió el jueves, tras el partido, Lucas Vázquez a modo de mantra), es ‘ser Vinícius‘.
Flaco favor le hacen a un jugador que, con 24 años y un largo recorrido en la élite, sigue siendo incapaz de controlar un carácter tan caprichoso como irascible. Mientras los malos siempre sean los otros, seguirá teniendo carta blanca.