Desde la Guerra Fría la amenaza de un conflicto nuclear no parecía haber estado tan cerca, según un artículo del Telegraph. Hoy en día, los temores se están reavivando a medida que se avecina una nueva carrera en armas nucleares tácticas –por lo tanto para uso limitado a los campos de batalla–, acelerada por Rusia desde el inicio de la guerra en Ucrania.
Rusia aumenta las amenazas nucleares
El Kremlin ha ampliado gradualmente su arsenal de misiles nucleares tácticos. Hoy en día, se estima que Moscú tiene alrededor de 2.000 armas de este tipo, diez veces más que Estados Unidos.
Estas armas están diseñadas para destruir objetivos enemigos en áreas específicas para ganar batallas, en lugar de arrasar ciudades enteras y causar una lluvia radiactiva generalizada, como lo son las armas nucleares estratégicas.
Sin embargo, el poder destructivo de las ojivas nucleares tácticas actuales es comparable al de las bombas atómicas lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki por las fuerzas estadounidenses al final de la Segunda Guerra Mundial, según el Telegraph.
Por su parte, Vladimir Putin ha aumentado las amenazas atómicas desde el lanzamiento de la invasión de Ucrania. En particular, desplegó misiles nucleares tácticos en la vecina Bielorrusia y ordenó ejercicios que simulaban el uso de estas armas. Su objetivo: obligar a Washington a dar marcha atrás ante la perspectiva de un conflicto directo.
El presupuesto de defensa chino, seguido de cerca por Estados Unidos
Por su parte, China y Corea del Norte, menos avanzadas, están siguiendo el ejemplo ruso. Estados Unidos observa especialmente de cerca el comportamiento de Beijing.
Según el último informe del Pentágono (el Departamento de Defensa de Estados Unidos) sobre el poder militar de Beijing, China está desarrollando rápidamente su arsenal nuclear y probablemente tendrá 1.000 ojivas nucleares para 2030, informa Politico. El país ha añadido al menos 100 ojivas nucleares a su arsenal durante el año pasado y ahora tiene más de 600, según el informe. “También muestran cierto interés en desarrollar un nuevo misil balístico intercontinental convencional que podría atacar Hawaii, Alaska y los Estados Unidos continentales”.detalla el Pentágono.
No obstante, China mantiene su política de “no ser el primero en utilizar” sus fuerzas nucleares, lo que significa que no lanzaría un ataque nuclear si no fuera atacado en otro lugar; su objetivo es, en cambio, disuadir un ataque a gran escala.
Según Politico, sin embargo, parece difícil medir el presupuesto de defensa de China, ya que el gobierno no es transparente en cuanto a su tamaño. El informe estima que Beijing está gastando al menos un 40% más de lo que anuncia en su presupuesto de defensa pública, equivalente a entre 330.000 y 450.000 millones de dólares en total en defensa en 2024.
Como explica The Telegraph, algunos expertos piden a Estados Unidos y a la OTAN que refuercen sus arsenales nucleares. Por buenas razones, el sistema de disuasión convencional ya no podía funcionar contra Rusia. Se espera que Donald Trump impulse la creación de nuevos misiles con ojivas nucleares (capaces de ser lanzados desde barcos o submarinos) cuando regrese a la Casa Blanca el próximo mes.
Durante su primer mandato, Trump ya había invertido dinero en el desarrollo de misiles nucleares tácticos y el equipo necesario para lanzarlos, revirtiendo décadas de esfuerzos de reducción de armamentos.