El probable futuro secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, sugirió el miércoles que podría volver a colocar a Cuba en la lista negra de Estados que apoyan el terrorismo, medida que había sido cancelada la víspera por la administración Biden. Esta declaración se produce en un contexto de tensiones entre Washington y La Habana, que marca un posible retorno a una política más estricta hacia la isla bajo la futura administración Trump.
La administración de Joe Biden, todavía en el poder, decidió el martes sacar a Cuba de esta lista en el marco de un acuerdo que permitió la liberación de más de 550 manifestantes encarcelados en la isla. Esta decisión fue una continuación de los esfuerzos de reconciliación iniciados durante el gobierno de Barack Obama, quien había criticado la eficacia de cinco décadas de aislamiento impuesto por Estados Unidos.
Se prevé un retorno a la línea dura
Marco Rubio, hijo de inmigrantes cubanos opuestos a la revolución liderada en 1959 por Fidel Castro, expresó su desacuerdo con esta decisión durante una audiencia en el Senado. “No tengo ninguna duda de que cumplen con los criterios para ser designados como estado patrocinador del terrorismo”, dijo el senador de Florida. Aunque no anunció explícitamente una cancelación inmediata de la medida de Joe Biden, sus comentarios indican una probable reconsideración de esta política.
El senador acusó en particular al régimen cubano de tener vínculos con grupos calificados de terroristas por Washington, como Hamás y Hezbolá. “También sabemos que el régimen cubano, por ejemplo, alberga bases de espionaje no para uno, sino para dos países dentro de su territorio nacional, a 90 millas de la costa de Estados Unidos”. , añadió sin dar más detalles.
Un legado político polarizado
En 2021, pocos días antes de abandonar la Casa Blanca, Donald Trump ya había vuelto a colocar a Cuba en esta lista negra, cancelando los avances diplomáticos de Barack Obama. Marco Rubio, partidario de una línea dura hacia la isla comunista, parece querer continuar con esta orientación. Destacó que el régimen cubano era “abiertamente amigable” con entidades que Estados Unidos considera amenazas a su seguridad.
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El regreso de Cuba a esta lista negra tendría importantes consecuencias económicas, limitando drásticamente la inversión extranjera en el país. Esta medida también correría el riesgo de aumentar las tensiones entre Estados Unidos y América Latina, donde varios países han fortalecido recientemente sus vínculos con La Habana.