El cambio de nombre del departamento le ha pasado factura. La presidenta del departamento que lidera este proyecto, Hermeline Malherbe, admite el retroceso que sufre esta cuestión. Si no es enterrado, a principios de enero, no se ha adelantado ningún calendario.
Como un estribillo, el cambio de nombre de los Pirineos Orientales vuelve a estar sobre la mesa a principios de cada año, desde hace tres años. Durante sus felicitaciones a la prensa, presentadas este lunes 13 de enero de 2025, Hermeline Malherbe explicó el revés experimentado por este expediente que, sin embargo, marcará el año 2024: “La disolución de la Asamblea Nacional truncó nuestro trabajo y la inestabilidad del gobierno no nos permitió continuarlo.“.
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El tema, una promesa de campaña del candidato socialista a la presidencia del Departamento, no se abandonaría. “Lo integramos en el diálogo ciudadano que llevará a cabo Labo P.-O. sobre el futuro de los Pirineos Orientales.“. El momento es claro. ¿Incluso fatal? Es un riesgo. Porque el proceso no es sencillo. Aparte de la proeza de conseguir que una mayoría de catalanes se ponga de acuerdo entre propuestas como, según nuestras fuentes, Pirineo-Mediterráneo, Pirineo catalán o País catalán, dicho expediente debe pasar automáticamente al Consejo de Estado. La institución deberá decidir a favor o en contra del cambio de nombre.
En 2024, durante estos mismos deseos a la prensa se presentó todo el cronograma del proceso. Un año después, hoy por hoy, el caso parece incluso haber retrocedido. ¿Qué pasa con la gran consulta que se abrió el pasado mes de septiembre a todos los habitantes de los Pirineos Orientales para indicar su preferencia por el futuro nombre? “serán interrogados“, sigue asegurando Hermeline Malherbe. Pero no se pudo adelantar ninguna fecha.
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