La cuestión se ha vuelto personal para el presidente ruso, obsesionado por su imagen y la de la Rusia que dejará atrás tras su muerte. Pero después de 25 años en el poder, los factores agravantes para Rusia no hacen más que multiplicarse. El Covid, el alcoholismo, la despenalización de la violencia doméstica, la pobreza, las muertes en Ucrania y los exiliados habrán neutralizado todas las iniciativas políticas lanzadas por el presidente.
El “sueño” daguestaní
Suficiente para empujar a Vladimir Putin, que cree que cada familia debería estar compuesta por tres hijos, a tomar el ejemplo de la República de Daguestán, una rara región rusa que experimenta una demografía positiva (+ 1,6% en 2024). Un epifenómeno que puede explicarse, según los observadores rusos, por las culturas locales enmarcadas en el Islam, que empujan a los residentes a tener más hijos, criarlos en familia pero bajo la responsabilidad de las mujeres y a evitar el alcohol. Una sociedad conservadora soñada por el jefe del Kremlin y difícil de trasladar a todo el país. Todos los institutos electorales rusos coinciden en que la situación económica es la principal causa de la falta de motivación de los rusos para dar a luz.
En plena crisis demográfica, el Kremlin quiere presionar a las familias para que tengan más hijos: “El aborto es un problema grave”
Rusia ha recorrido un largo camino desde los primeros decretos que todavía proporcionan ayuda financiera masiva a los padres de familias numerosas. Mientras que los hombres son enviados al frente o movilizados para las necesidades de la economía de guerra, las mujeres están en el centro de la atención de los políticos rusos… y de sus comentarios indecentes. A menudo se les hace sentir culpables y se les empuja, a veces en nombre de la religión, a rechazar el aborto y el uso de anticonceptivos. También está la influencia de los medios de comunicación que, por ejemplo, empujaron a los hombres a congelar su esperma antes de ir al frente en 2022 y que todavía hoy intentan convencer a las mujeres de que dar a luz es parte del esfuerzo de guerra. , que es una cuestión de seguridad nacional. El pasado mes de septiembre, varios miles de mujeres moscovitas recibieron mensajes instándolas a realizarse pruebas de fertilidad, lo que provocó numerosos mensajes escandalizados en las redes sociales rusas. En Karelia y la región de Chelyabinsk, las estudiantes han podido recibir recientemente hasta 100.000 rublos (unos 955 euros) por el nacimiento de sus hijos. Como abunda el cinismo a este respecto, las autoridades locales no ocultan su desinterés por los niños “inútiles” y asumen que no pagarán dinero en caso de muerte fetal y no comentan sobre los niños que nacen discapacitados. . Tanto los diputados regionales como los federales son presionados para que regresen buenos números al Kremlin. Resultado: regularmente aparecen ideas locas. Desde el otoño pasado, la Asamblea Nacional rusa, la Duma, ha estado estudiando, por ejemplo, la posibilidad de hacer pagar a hombres y mujeres sin hijos. La idea surge del “impuesto a los hijos”, que se aplicó en la URSS de 1941 a 1990. Los ciudadanos sin hijos donaban el 6% de su salario al Estado. Una decisión que afectaría especialmente a las mujeres, que superan en número a los hombres. Una situación que también llama la atención de su vecino chino, también en crisis demográfica: las autoridades rusas lo bloquearon inmediatamente cuando el pasado otoño un científico chino sugirió que los hombres de su país fueran a tener hijos con mujeres rusas.
