El alto tribunal administrativo también dictaminó que el monto de las tasas que cubrían los costos de aprobación de las granjas de cría, si bien eximían a los refugios, no estaban suficientemente justificados; que la limitación de la producción a un máximo de dos razas por cría era imprecisa e injustificada; y que el cuestionario presentado al posible comprador constituía una injerencia en su vida privada.
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Sin embargo, reconociendo la relevancia de varias intenciones del texto, el Consejo de Estado anuló todo el decreto.
En Flandes, el ministro Ben Weyts (N-VA) fue presionado para que promulgara la misma restricción, pero él siempre se negó a aceptarla, diciendo que temía una violación del libre comercio dentro de la UE. Se siente reconfortado por la decisión del Consejo de Estado.
“El anterior gobierno valón tenía buenas intenciones. Comparto la ambición de poner fin a la importación de cachorros enfermos y débiles, criados en el extranjero en condiciones difíciles”, declaró el lunes por la tarde. El nacionalista flamenco propone subordinar la importación comercial de cachorros y gatitos a acuerdos de cooperación entre Flandes y los países de origen.
