En el caso Bennis-Alj-Slaoui, la presunta víctima Joséphine afirma haber sido drogada y luego violada por un hijo de una familia numerosa, durante una velada en su villa marroquí, la acusada, bajo custodia, menciona una relación sexual consentida, mientras que La joven denuncia un complot, según Le Figaro que la conoció en París.
Este lunes, en París, en el despacho de su abogado, donde la recibe Le Figaro, Joséphine* se muestra implacablemente tranquila. A veces, su mirada se posa en sus manos cuidadosamente cuidadas cuando describe la cronología de esta velada donde todo cambió. Con un gesto ausente, se alisa un largo mechón castaño y continúa: “Estoy decidida a luchar. Iré hasta el final”, dice, en tono serio, bajo la mirada turbia de su madre que la acompaña.
Coincidencia: ese mismo día, 2.000 kilómetros más al sur, un juez del Tribunal de Apelación de Casablanca rechazó las solicitudes de liberación del abogado de Kamil Bennis y M’hammed Alj, arrojando luz por enésima vez sobre este asunto que los enfrenta la joven francesa durante dos meses. También detenido, Saad Slaoui, el tercer acusado, deberá comparecer ante el juez la próxima semana.
Procedentes de poderosas familias industriales marroquíes, estos tres herederos fueron puestos en prisión preventiva el 21
Noviembre, tras las denuncias de violación, en París y luego en Casablanca, de Joséphine. La joven, abogada de 27 años, afirma haber sido drogada durante una velada en casa de Kamil Bennis, luego secuestrada y violada por él, en una habitación de su villa, con la complicidad de los demás sospechosos.
“Acogemos con satisfacción esta decisión del juez, proporcional a la gravedad de los hechos que se imputan a los acusados, pero también a todo el trabajo realizado por la justicia marroquí en esta fase”, explica uno de los abogados de Joséphine, Me Ghizlane Mamouni, presente al lado él en París este lunes. Confiada ante la “solidez de las pruebas” que se siguen aportando al expediente, la parte civil espera ahora la audiencia de testigos que avalen los hechos denunciados por el denunciante.
+ Los hijos de papá de Casablanca +
Kamil Bennis, que por tanto debería permanecer todavía algún tiempo en la prisión de Oukacha, habla de una relación sexual consensuada con Joséphine. Durante su entrevista con los investigadores, bajo custodia policial – que Le Figaro pudo consultar – lo describió como un momento de locura, del que luego se arrepintió: “Duró unos 10 minutos. Después bajé a la sala y me arrepentí de lo sucedido”.
La semana pasada, una salva de ataques en la prensa marroquí socavó el pensamiento de Joséphine, que celebraba la Navidad con su familia, y la hizo decidir romper el silencio.
En un artículo del medio marroquí Le 360, la defensa de varios acusados –aparte de Saad Slaoui, ninguno respondió a las peticiones de Le Figaro– hace referencia a una “relación sexual consensual, pero mal aceptada al día siguiente”. Según ellos, “porque avergüenza” a la compañera de Joséphine, prima del anfitrión y presente durante esta velada. “No pudo encontrar ni una sola persona que confirmara sus acusaciones, sabiendo que la velada reunió a un centenar de invitados”, concluye la defensa.
No es la primera vez que se produce un estallido mediático. Al atacar a estos tres hombres, la joven ataca también a apellidos eminentes, que se cuentan entre las mayores fortunas del país. Kamil Bennis, un empresario de cuarenta y tantos años, resulta ser sobrino del actual director general del laboratorio farmacéutico Laprophan, Farid Bennis, e hijo del fallecido Ali Bennis, conocido por haber llevado las riendas del grupo de 2011 a 2018. , en paralelo a una carrera como diplomático.
Saad Slaoui, que vive entre Londres y Casablanca, se presenta como el heredero de una larga familia de empresarios. En cuanto a M’hammed Ali, no es otro que el hijo del presidente de la poderosa Confederación General de Empresas Marroquíes (CGEM), el equivalente del Medef en Marruecos.
El 2 de noviembre, la abogada de 27 años fue con su prometido, Bilal*, a pasar una velada en casa de su primo Kamil Bennis en su villa de Anfa, una zona residencial preservada frente al mar.
Catering, servicio de seguridad, DJ: alrededor de una gran piscina rodeada de palmeras, esa noche estaba invitada la pequeña élite globalizada de Casablanca. Pero alrededor de las 4 de la madrugada, después de unas copas de champán y un gin tonic, Joséphine se sumerge en un “agujero negro”. “Todo iba bien, estaba sentado en un sofá con un amigo con quien tuve una larga conversación. Poco antes había bailado con Bilal”, cuenta. “Y luego, nada. Mis recuerdos terminan ahí”.
+Desinhibido y amnésico +
El resto se lo cuenta su prometido, que se alarma al verla, de repente, muy desinhibida. “Mi pareja me explicó que había sido súper táctil con otros hombres (…) que me había sentado en las rodillas de varios, incluido su primo. Mientras que yo no soy nada táctil”, aseguró a los investigadores cuando presentó la denuncia por primera vez, en París, el 7 de noviembre. “Vio que mi perspectiva era diferente, que yo no era yo mismo”.
Bilal lo acompaña a una de las habitaciones del piso de arriba y contrata los servicios de una empleada doméstica para que lo ayude a acostar a su prometida. Pero cuando vuelve a buscarla al amanecer, la puerta está custodiada por varios individuos. Según sus palabras, relatadas por Joséphine, comprendió entonces que Kamil Bennis estaba en la habitación con ella. Eructa, llega a las manos, pero le niegan la entrada. Alrededor de las 8 de la mañana, dice, fue expulsado de la noche, sin que la policía, a la que afirma haber llamado, acudiera al lugar.
Frente a los investigadores, Kamil Bennis también afirma que Joséphine de repente parece muy desinhibida. Pero no atribuye este cambio radical de comportamiento a una droga ingerida sin su conocimiento.
Según él, entonces se desató una violenta discusión entre Joséphine y su prometido. “Este último la llamó puta, acusándola de coquetear con las personas presentes esa noche. Logramos separarlos”, asegura Kamil Bennis. Luego, una empleada doméstica la metió en una habitación y “logró calmarla”, según él.
El anfitrión de la velada sube las escaleras y entra en la habitación. “Josephine me pidió que me quedara porque quería que la protegiera. Después de que la sirvienta se fue, ella comenzó a frotarse contra mí y a pedirme explícitamente que tuviera relaciones sexuales.
Incluso cerró la puerta con llave”, continúa Kamil Bennis. Respecto a la complicidad de los otros dos acusados, añade:
“Saad Slaoui me informó que Joséphine también había intentado seducirlo, pero no pasó nada entre ellos”.
+ Presión sobre la familia +
Hoy, para Bilal, empleado de la CGEM, la situación es particularmente delicada, según su prometida. “Su familia nos apoya a los dos, pero reciben presiones”, confiesa Joséphine, sin dar más detalles. El 5 de diciembre, Bilal se retiró del caso al retirar su denuncia por “agresión y agresión” presentada en Casablanca, poco después de los hechos. Y continúa: “Queríamos casarnos en Marruecos y formar una familia allí”. “Nos mantenemos unidos. Pero luego regresó a casa con sus padres llorando, perdido y muy enojado. Sólo lo entendió al día siguiente, cuando le dije que no recordaba nada”.
La mañana del 3 de noviembre, Joséphine fue despierta por llamadas telefónicas de su amiga Pauline*. Muy alarmada, le cuenta las palabras de Bilal. Siguiendo su consejo, abandona la villa atontada, después de cruzarse con Kamil Bennis y Saad Slaoui. Este último tranquiliza a Joséphine, que no recuerda nada de la velada. “Saad, a quien no conozco, me dijo que fue un malentendido. Que la culpa era de Bilal que había perdido los estribos”, recuerda la joven.
“Pero cuando me hice el análisis de orina para análisis toxicológicos en el laboratorio, me di cuenta de que había sucedido algo grave”. Son las 17:30 y Joséphine siente entonces un dolor persistente en el pene.
+ “Nueva evidencia” +
Sin embargo, en las instalaciones de la 3.ª DP) de París, Joséphine descubrió que no le habían hecho la prueba de GHB –también conocida como “droga violeta”– como afirmaba haber solicitado expresamente. Asimismo, un resultado positivo por cocaína, que jura no haber consumido, siembra vergüenza en esta instrucción de alto voltaje, donde hay que iluminar muchas zonas grises.
Por otro lado, la joven, que dice notar la presencia de hematomas en sus piernas, también dejó su ropa para su análisis en una unidad forense a su regreso a París el 4 de noviembre. “Estos resultados son confidenciales por el momento. No queremos violar el secreto de la investigación, como ha decidido hacer la defensa por estrategia”, afirma Me Ghizlane Mamouni.
La abogada, especialista en casos de violencia sexual, añade: “El GHB o cualquier otra sustancia puede detectarse por medios distintos al análisis toxicológico que debe realizarse dentro de las doce horas siguientes a la violación”. “Desde entonces se han incorporado nuevas pruebas al expediente”, asegura. (Con Le Fígaro)
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