El 18 de diciembre, el Consejo de Estado impulsó aún más el proyecto del taxi volador en París. El máximo tribunal administrativo anuló un decreto interministerial que autorizaba la creación de una plataforma de despegue y aterrizaje para máquinas.
La estructura fue construida en el Quai d’Austerlitz por Aéroports de Paris y el fabricante alemán Volocopter, que están desarrollando este proyecto de transporte aéreo. La plataforma fue desmantelada antes de los Juegos Olímpicos para permitir el flujo del tráfico marítimo por el Sena y, por tanto, no será reinstalada.
En un comunicado de prensa publicado el 16 de diciembre, la Unión Francesa contra las Molestias Aeronáuticas (UFCNA), uno de los solicitantes, acogió con satisfacción la decisión del Consejo de Estado.
Un intento de “paso por la fuerza” frustrado
“Esta decisión pone de relieve una estrategia destinada a eludir los problemas medioambientales. La autorización de los taxis voladores se inscribe en el ámbito de la aviación general, un sector que sólo respeta sus normas de seguridad y está desprovisto de toda normativa medioambiental, excepto en los cielos de París”, comentó este sindicato, que agrupa a una cincuentena de asociaciones.
La UFCNA también denunció el intento de los promotores de “imponerse”, recordando que “al no haber recibido los taxis voladores la certificación para realizar vuelos comerciales, el proyecto fue reclasificado en el camino como una operación de promoción dirigida a una clientela específica”. un supuesto experimento, con una limitación en el número de vuelos, presentado como un esfuerzo para limitar las molestias. »
Según la Unión, “esta decisión marca un paso importante, al reconocer que las molestias medioambientales y sanitarias generadas por la aviación general pueden justificar una investigación previa”.
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