El periodista español Ignacio Cembrero perdió efectivamente la batalla contra el reino ante el juzgado de primera instancia de Madrid. Marruecos había pedido al tribunal que se pronunciara claramente sobre su falta de responsabilidad en el asunto Pegasus, lo que obtuvo, a través de las conclusiones de las instituciones españolas competentes, empezando por el Gobierno de Pedro Sánchez, que concluyó por unanimidad que no había pruebas que implicaran a Rabat. en el supuesto uso de software israelí.
Ignacio Cembrero, conocido por sus posiciones hostiles hacia Marruecos, sufrió un importante revés judicial ante un juzgado de primera instancia de Madrid. Su defensa nunca pudo probar sus acusaciones de que el reino había espiado su teléfono utilizando el software Pegasus, desarrollado por la empresa israelí NSO Group. El expediente del acusado estaba vacío.
Durante las audiencias, Ernesto Díaz-Bastien, un reconocido abogado del Colegio de Abogados de Madrid que representa a la parte marroquí, demostró rigurosamente la inanidad de las afirmaciones de Cembrero. Impugnó firmemente cualquier participación de Marruecos, insistiendo en el carácter especulativo de sus acusaciones y su total falta de fundamento fáctico. Cembrero, aunque afirma insistentemente desde 2021 que Marruecos estaría detrás de un presunto hackeo de su teléfono, admitió ante el tribunal que carecía de pruebas materiales. A pesar de estas repetidas declaraciones, incluso durante una audiencia ante una comisión del Parlamento Europeo en noviembre de 2021, se mostró incapaz de aportar el más mínimo elemento concreto que sustentara sus observaciones.
Un Marruecos exonerado por las instituciones españolas
El juzgado de Madrid, al que Cembrero nunca menciona, tomó nota de las conclusiones de las distintas instituciones españolas que examinaron el asunto Pegaso. Entre ellos, el Gobierno de Pedro Sánchez y la inteligencia española, que rechazaron categóricamente cualquier responsabilidad de Marruecos en este asunto. Estos hallazgos confirmaron la ausencia de pruebas que vincularan al reino con el software espía y el tribunal se pronunció únicamente sobre la forma del caso.
Sergio Berenguer, también abogado de Marruecos, subrayó que este caso no tiene relación con la libertad de prensa o de expresión, contrariamente a lo que afirma Cembrero. “Es imposible atribuir responsabilidad alguna al Reino de Marruecos en una piratería que ni siquiera ha sido acreditada”suplicó. Según él, las quejas planteadas por el periodista eran más una búsqueda personal de notoriedad que una preocupación real por la justicia.
Una moderación ejemplar de Marruecos
Marruecos, en este caso, mostró una notable moderación al renunciar a cualquier reclamación por daños y perjuicios. El reino se limitó a exigir que Cembrero cubriera las costas judiciales, demostrando así su deseo de priorizar la búsqueda de la verdad sobre cualquier enfoque vengativo.
El desenlace de este asunto supone una rotunda decepción para Ignacio Cembrero, cuyas publicaciones contra Marruecos han sido acusadas a menudo de falta de objetividad. El caso también ilustra los riesgos que corren quienes presentan acusaciones graves sin tener una base probatoria sólida. Mientras espera que finalmente se aborde el meollo del asunto Pegasus.