En un contexto marcado por una inestabilidad crónica y tensiones políticas en Libia, Marruecos vuelve a afirmarse como un actor clave en la búsqueda de soluciones pacíficas. Desde Bouznika, la diplomacia marroquí ha vuelto a demostrar su eficacia apoyando a las partes libias en un diálogo constructivo.
La Cámara de Representantes de Libia y el Alto Consejo de Estado saludaron unánimemente los esfuerzos del Reino para poner fin a la crisis que paraliza a su país. Expresaron su gratitud al Reino por su papel decisivo en la búsqueda de consenso sobre medidas clave para estabilizar Libia. Este papel de mediador, que se ha convertido en una firma marroquí en la escena internacional, refleja un compromiso diplomático constante y la voluntad de establecer un diálogo libio-libio libre de injerencias extranjeras.
Por lo tanto, se ha vuelto a felicitar a Marruecos por su papel crucial en esta dinámica. Aguila Salah, presidente de la Cámara de Representantes, expresó su agradecimiento al Reino y saludó los incansables esfuerzos del Rey Mohammed VI, del Gobierno y del pueblo marroquí para acercar los puntos de vista libios. Su homólogo en el Alto Consejo de Estado, Khaled al-Mechri, también celebró esta contribución marroquí que, según él, permitió resolver disputas complejas y sentar las bases de un proceso sostenible.
El agradecimiento no se limitó a las dos cámaras de Libia: Osama Hammad, primer ministro del este de Libia, también aplaudió los resultados de las conversaciones y pidió apoyo internacional, incluido el de la Unión Africana, países vecinos como Marruecos y actores globales como Estados Unidos. Estados Unidos y Turquía.
Este agradecimiento pone de relieve el papel imparcial del Reino y su eficacia a la hora de facilitar los debates. A diferencia de otros actores regionales o internacionales, a menudo acusados de perseguir agendas ocultas, Marruecos se ha consolidado como un socio desinteresado, preocupado sobre todo por la estabilidad regional.
El papel estratégico de Bouznika: la diplomacia al servicio de la paz
Marruecos, fiel a su principio de no injerencia, ha optado por no imponer soluciones, sino apoyar a las partes en su búsqueda de consenso. Este posicionamiento reforzó la credibilidad de la diplomacia marroquí y despertó el respeto unánime de los actores libios.
Dicho esto, esta última ronda de negociaciones, centrada en la fase preparatoria de las elecciones y la reestructuración de las instituciones libias, marca un punto de inflexión decisivo en un proceso laborioso pero prometedor. Desde hace varios años, Bouznika se ha convertido en escenario de negociaciones cruciales entre las partes libias.
Lejos del foco de atención de las grandes capitales internacionales, esta ciudad costera marroquí ha ofrecido un entorno sereno e imparcial, propicio para intercambios constructivos. Estas conversaciones ayudaron a establecer una base sólida para los debates sobre cuestiones delicadas, como el reparto del poder, la gestión de recursos y la celebración de elecciones.
Marruecos, pilar de la estabilidad regional
El papel de Marruecos en la cuestión libia se inscribe en una visión más amplia de la diplomacia marroquí, orientada a la consolidación de la paz y la seguridad en África y Oriente Medio. Los esfuerzos desplegados en Bouznika no son aislados: se suman a una serie de iniciativas similares, como el acuerdo de Skhirat firmado en 2015, que sigue siendo una referencia esencial en el proceso de paz libio.
Al apoyar un diálogo exclusivamente interlibio, Marruecos reafirma su compromiso con la soberanía de las naciones y la resolución de los conflictos por medios pacíficos. Esta postura, unida a una neutralidad benévola, le otorga una posición de líder respetado en la región.
Mientras la comunidad internacional lucha por ofrecer soluciones duraderas a la crisis libia, Marruecos ofrece una alternativa creíble y pragmática, gracias a una mediación basada en el respeto mutuo y la ausencia de una agenda oculta que pueda producir resultados concretos. Si Bouznika aún no ha sellado completamente la paz, sigue siendo un paso decisivo en el camino hacia una Libia estable y unida.
Un acuerdo prometedor para una Libia unificada
Con este compromiso constante, Marruecos no se contenta con ser un actor regional; se establece como un modelo a seguir para la diplomacia internacional, al establecer el diálogo y la cooperación en el centro de las soluciones a las crisis contemporáneas.
Las consultas de Bouznika dieron como resultado un acuerdo importante, bienvenido por los protagonistas libios. Este acuerdo prevé, en particular, la reestructuración de la gobernanza ejecutiva y la creación de una comisión mixta para definir los mecanismos que permitan la organización de elecciones presidenciales y legislativas. Además, propone medidas concretas para armonizar los criterios de acceso a posiciones soberanas, restablecer el equilibrio en la gestión económica y presupuestaria y garantizar una distribución equitativa de proyectos y recursos a nivel nacional.
Aprovechando el legado del acuerdo de Skhirat de 2015, este nuevo consenso coloca a los actores libios en el camino hacia una transición política pacífica. Los dirigentes de las dos instituciones libias expresaron su firme deseo de aplicar estas resoluciones lo antes posible, reforzando la esperanza de que se ponga fin a las interminables fases de transición.