Es sin duda la iglesia emblemática de Muratu y más allá de Nebbiu. Este edificio románico policromado inspiró al pintor Pierre Barat.
Propietario de este cuadro, el municipio decidió donarlo al obispado de Córcega. El alcalde, Claude Flori, fue a Ajaccio para entregar el cuadro al obispo, el cardenal François-Xavier Bustillo, y al vicario general, el padre Frédéric Constant.
Este presente se produce tras la fiesta patronal del 8 de mayo que celebró la aparición del Arcángel San Miguel y tuvo lugar con la presencia del Cardenal Bustillo. “En esta ocasión descubrió nuestra iglesia de San Miguel. Quedó sorprendido por su belleza y quedó muy conmovido”. – confiesa Claude Flori.
Esto empujó al consejo municipal a aprobar una deliberación proponiendo ofrecer a la diócesis de Córcega un cuadro de la iglesia de San Michele, subrayando así el apego de los Muratinchi a sus tradiciones religiosas y a su patrimonio.
A través de este gesto simbólico, el pueblo se suma al impulso de espiritualidad que ha animado a Córcega en las últimas semanas con la llegada del Papa. “En el pueblo incluso hay gente atea que está muy apegada a esta iglesia”. dice Claude Flori.
Esta es una señal de que este patrimonio trasciende las convicciones religiosas en este pueblo donde fe y cultura se entrelazan armoniosamente.
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