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Una empresa del Tarn, importante actor del comercio mayorista de frutas y hortalizas, fue condenada este martes 17 de diciembre por el tribunal penal de Castres por prácticas comerciales engañosas. En 2021, vendió cebollas extranjeras con la etiqueta “Origen Francia” a la gran distribución.
Este martes 17 de diciembre, el juzgado penal de Castres emitió su veredicto en un caso de prácticas comerciales engañosas. Una empresa con sede en Jonquières, Tarn, especializada en el comercio al por mayor de frutas y hortalizas, fue declarada culpable de haber vendido cebollas extranjeras con la etiqueta “Origine France”.
Todo comienza con una simple llamada telefónica. Un competidor denuncia irregularidades a los inspectores de la Dirección Regional de Economía, Empleo, Trabajo y Solidaridad de Occitania (DREETS). La respuesta no se hizo esperar: se inició un control y los resultados superaron todas las sospechas. A lo largo del año 2021, nada menos que 1.065 facturas presentan anomalías flagrantes. Nunca se menciona el origen de las cebollas, vendidas a pesos pesados del comercio minorista como Carrefour y Système U. Peor aún, los productos de los Países Bajos, España y Chile están etiquetados como “Origen Francia – Occitania” y se revenden al precio de las cebollas francesas.
“Estábamos escasos de existencias”
Durante la audiencia, las cifras hablan por sí solas. El presidente del tribunal señala un ejemplo sorprendente: “Se compraron 61 toneladas de cebollas amarillas por 177 toneladas revendidos. Y este no es un caso aislado”. La empresa, aunque bien establecida, no podía ignorar estas prácticas. Creada en septiembre de 2018, SAS es un actor clave en la comercialización de ajos, cebollas y chalotas en la región. Incluso tiene su propia granja, que se supone que proporciona parte de su producción. Pero en 2021, la escasez ha descarrilado el sistema.
“Nos faltaban existencias y no queríamos perder los contratos”, intentó justificar el presidente de la SAS. Su hijo, gerente de la finca, alegó un problema técnico: “El software de facturación no proporcionaba la caja de origen”. Una defensa considerada poco convincente ante las discrepancias observadas.
“Todos tenemos derecho a saber qué hay en nuestro plato”
Para el fiscal los hechos son graves. “Todos tenemos derecho a saber lo que tenemos en el plato”, insistió. “Hoy hablamos bastante de esto, los estándares de producción no son los mismos en todos los países y esta empresa ha mantenido la imprecisión a sabiendas. Al contrario de lo que afirma, no se trata sólo de salvar contratos, sino que también buscó obtener ganancias. Y las cifras lo demuestran.” Ha habido beneficios: 53.000 euros netos en 2021, a pesar de la crisis. “Y el contraste es sorprendente: en 2022, tras poner fin a estas prácticas, la facturación cayó de 970.000 a 723.000 euros, o una caída del 25%”, añadió el fiscal.
Por su parte, el abogado defensor intentó minimizar los hechos. “Lo hicieron porque había escasez. Creo que hay que ser serios. En 2021, el beneficio fue de sólo 53.000 euros”. Señaló también la pasividad de las centrales de compras: “Las 4 centrales afectadas no estaban muy preocupadas por la falta de información obligatoria…” A pesar de las explicaciones dadas, el tribunal no quedó convencido. La SAS fue multada con 14.000 euros.
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