La visita de Emmanuel Macron a Rabat marcó un importante punto de inflexión en las relaciones entre Francia y Marruecos. Después de un período de altas tensiones, este evento altamente simbólico es mucho más que una simple reconciliación diplomática. Esta nueva era de las relaciones franco-marroquíes forma parte de una batalla de reposicionamiento estratégico liderada por Marruecos en la escena internacional.
Marruecos y Francia tienen una larga y profunda historia de relaciones bilaterales, marcada especialmente por el período colonial, cuando se estableció el protectorado francés en Marruecos entre 1912 y 1956. Este pasado común ha dado paso a una sólida asociación estratégica, caracterizada por intensos intereses económicos, culturales y políticos, pero también por ciertas tensiones.
Tensiones sin precedentes
En los últimos tres años, las relaciones entre Marruecos y Francia se han deteriorado significativamente, lo que ha llevado a la expresión de desencanto con Francia por parte marroquí. De hecho, han surgido fuertes tensiones en las áreas de migración, seguridad y territorio. La importante reducción del número de visados concedidos por Francia a los ciudadanos marroquíes alimentó inicialmente un clima de desconfianza. A continuación, la presunta implicación de Marruecos en el uso de software espía israelí Pegaso para seguir a las personalidades francesas en 2021, así como en el escándalo de Qatargate en 2022, han empeorado el malestar entre los dos países. Este clima de tensión ha acentuado así el aislamiento diplomático de Marruecos de sus socios europeos tradicionales.
Del lado español, también han surgido tensiones entre el reino y su antigua potencia colonial en un contexto de crisis migratoria. Más de 8.000 inmigrantes, entre ellos unos 2.700 menores, entraron en 2021 en el enclave español de Ceuta, en el norte de Marruecos. Este conflicto estuvo marcado en particular por la retirada de la embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich. Elemento central de la diplomacia marroquí durante 25 años, el Sáhara Occidental será finalmente reconocido por España en 2022, lo que ilustra la estrategia del Reino de aprovechar la crisis diplomática para afirmar su soberanía sobre este territorio en disputa. Esto también permitió acelerar el proyecto del túnel entre España y Marruecos. Este proyecto faraónico es un elemento importante en el futuro económico del reino para aumentar su atractivo y reforzar su papel clave como intermediario entre Europa y África.
Actualización del mapa de Marruecos en el sitio web del Ministerio francés de Asuntos Exteriores que incluye una nota añadida el 29 de octubre de 2024: “ Para Francia, el presente y el futuro del Sáhara Occidental se inscriben en el marco de la soberanía marroquí. El plan de autonomía propuesto por Marruecos en 2007 constituye la única base para lograr una situación política justa, sostenible y negociada de conformidad con las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. »
La diplomacia marroquí en el teatro africano
En respuesta a su progresivo aislamiento de Europa, Marruecos ha buscado diversificar sus alianzas. El apoyo de Estados Unidos, que reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental en 2020, fue un momento clave. Este acuerdo, obtenido a cambio de la normalización de las relaciones diplomáticas con Israel, reforzó la posición del reino en la escena internacional. Además de la pérdida gradual de influencia de Francia en África, China y Rusia han intensificado sus intercambios económicos y diplomáticos con Rabat como parte de una estrategia más amplia para penetrar el mercado africano.
Desde su llegada al trono, el rey Mohammed VI ha intensificado sus esfuerzos para fortalecer su liderazgo en el continente africano. Inicialmente económica, esta orientación tomó también un giro político. El regreso de Marruecos a la Unión Africana en 2017, tras más de treinta años de ausencia, así como su participación activa en diversas organizaciones regionales, como la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) y el Banco Africano de Desarrollo (BAfD), han fortaleció considerablemente su estatus como líder regional.
Adoptada el 30 de julio de 2024 con motivo del 25mi Aniversario del reinado de Mohammed VI, la posición histórica de Francia sobre el Sáhara Occidental a favor del reino marroquí, pero en detrimento de los intereses argelinos, ha exacerbado los antagonismos históricos entre los dos hermanos enemigos. La prensa argelina no dejó de reaccionar con vehemencia ante la visita del presidente francés a Rabat, subrayando la profundidad de las disensiones. Por otra parte, Argel restableció en septiembre de 2024 la necesidad de visado para los ciudadanos marroquíes que deseen viajar a su territorio, acusando al reino de amenazar su seguridad nacional. Este contexto ilustra los obstáculos persistentes a la afirmación de Marruecos como líder en la escena africana.
un nuevo comienzo
Como resultado de la reconciliación franco-marroquí y de la renovación de las relaciones históricas entre las dos naciones, se firmaron 22 acuerdos estratégicos, que representan una inversión total de 10 mil millones de euros. Estas iniciativas abarcan diversos campos, que van desde la aeronáutica hasta la energía sostenible. Entre los proyectos más destacados, la inversión del buque insignia francés Tales en un centro marroquí de comunicaciones por satélite es emblemático. Este proyecto, destinado a conectar a 550 millones de africanos, confirma la ambición de Marruecos de posicionarse como encrucijada tecnológica en África. Otro acuerdo importante se refiere a la inversión de 130 millones de euros de la empresa francesa Safran en mantenimiento aeronáutico.
Se espera que estas inversiones creen miles de puestos de trabajo, no sólo en los sectores técnico e industrial, sino también en los servicios asociados. El proyecto de la empresa francesa de transporte marítimo. CMA MCG para el desarrollo del puerto de Nador Mediterráneo Occidentaldotado con 258 millones de euros, tiene como objetivo mejorar la conectividad logística de Marruecos y convertir a Marruecos en un actor clave en el comercio marítimo en el Mediterráneo. Esta convergencia económica reforzada permite a Marruecos afirmarse como un socio esencial para la estabilidad regional. Para Francia, esta asociación ofrece un acceso privilegiado a uno de los mercados más dinámicos de la región y fortalece sus intereses estratégicos en sectores clave. Esta reconciliación también se celebró como testimonio del patrimonio civilizacional común de las dos naciones, utilizando su historia compartida como base para construir un futuro común centrado en el desarrollo sostenible y la innovación.
Entre los beneficios concretos de esta dinámica renovada, Marruecos también se ha asegurado el apoyo de Francia para la organización del Mundial de 2030, la promoción de la transición energética y tecnológica y la industrialización marroquí. Sin embargo, persisten muchos desafíos para el reino de Shereef, como la dependencia de la inversión extranjera, la seguridad hídrica después de seis años de sequía y la distribución del progreso económico dentro de la sociedad civil. De hecho, las desigualdades sociales representan un problema importante en Marruecos, lo que pone de relieve la necesidad de redistribuir la riqueza y apoyar a las PYME locales.
Marruecos, ganador del equilibrio de poder Norte-Sur
Al centrarse en el Sáhara Occidental, eje de su diplomacia desde hace un cuarto de siglo, Marruecos ha maniobrado en el teatro geopolítico para garantizar sus intereses y ganar ventaja en las negociaciones, ilustrando así una verdadera inversión del equilibrio de poder entre el Norte y el Norte. Sur. El reino de Shereef adoptó una estrategia de diplomacia indirecta aprovechando crisis diplomáticas prolongadas. Su enfoque ha incluido paralizar a sus adversarios fortaleciendo sus alianzas con potencias mundiales fuera de su círculo colonial tradicional e intensificando su influencia en África.
La estrategia geopolítica de Marruecos ha consolidado su posición en el continente africano. Como parte de una guerra por la influencia con China y Rusia en detrimento de Francia, los países de África occidental se muestran cada vez más reacios hacia la antigua potencia colonial francesa. En este contexto, Marruecos parece ser un socio renovado imprescindible para facilitar un nuevo acercamiento de Francia con los países subsaharianos. Al imponer una relación de iguales con Europa, Marruecos demuestra su capacidad para influir favorablemente en los resultados de las principales luchas de potencia en aras de su ventaja nacional.
Sara Bruneau Salem
Para ir más lejos: