La lenta y necesaria transición ecológica del valle de los cerezos

La lenta y necesaria transición ecológica del valle de los cerezos
La lenta y necesaria transición ecológica del valle de los cerezos
-

Comprometidos con la reducción de los insumos, un grupo de arbolistas del sur de Aveyron se implican en la supervivencia del oro rojo del valle del Tarn.

Date prisa despacio. Mientras que las cerezas florecen actualmente en los puestos de los mercados de Francia, el sector arborícola del sur de Aveyron continúa su transformación llevada a cabo en el marco del programa Ecophyto.

Regularmente señalados –incluso localmente con el movimiento de las amapolas– reducidos a prácticas agrícolas heredadas de siglos de lealtad a la química, hay una veintena de arboricultores profesionales que se han comprometido voluntariamente con el sistema. Defi. Nacida del plan Ecophyto, su hoja de ruta tiene como objetivo reducir el uso de insumos en las explotaciones agrícolas “manteniendo al mismo tiempo el desempeño económico, social y ambiental”.

El objetivo es claro. Reducir drásticamente el uso de insecticidas, herbicidas y pesticidas en las explotaciones centradas en parte en la producción de cerezas, el oro rojo del valle condenado, sin tales iniciativas, a una desaparición segura.

Frente al apetito voraz de la mosca asiática, la Suzukii Drosophila –capaz de destruir en pocas horas el fruto de un año de trabajo–, la hegemonía de la cereza fue desafiada por la ciruela mirabel, menos precoz pero también menos sensible al peligro asiático.

Reducción del consumo de glifosato

Apegado a su valle y a una producción que también garantiza una mejor rentabilidad por hectárea, “el grupo Dephy” ha decidido arremangarse para restaurar el emblema local. Para contrarrestar la famosa mosca, ahora florecen en los cerezos del valle redes de eficacia probada. También se están realizando pruebas con arcilla para untar capaz de engañar la inclinación de la mosca por el color rojo.

Experimentos, protocolos a seguir, recogida de resultados… En colaboración con el Instituto Nacional de Investigación sobre Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (INRAE) y el Centro Técnico Interprofesional de Frutas y Hortalizas (CTIL), el grupo ha convertido el valle en un Referencia nacional para zonas de media montaña que garantiza la continuidad entre la investigación de laboratorio y la experimentación de campo. Con éxito ?

“Estamos avanzando. En 4 años, los trabajos de cobertura vegetal entre hileras ya han permitido reducir el consumo de glifosato en un 60%”, resume, por ejemplo, Nathalie Raitière, directora de proyectos de arboricultura en Apaba. Al frente del pequeño grupo, el ingeniero multiplica deliberadamente los experimentos y apuesta ahora por generalizar las redes para las 60 hectáreas de huertos del “grupo de prueba”.

apostar por un “espectacular caída” del uso de insecticidas en un sector que se destaca singularmente del resto del departamento. La comuna de Paulhe, como lo demuestra el “mapa Adonis del uso de pesticidas en Francia”, es aquella donde la frecuencia de tratamientos fitosanitarios es mayor.

“Así que vamos paso a paso”

¿De ahí a excluir completamente la química de las granjas, como ya experimenta Loïc Almeras en su parcela de 4.000 m²? “Esto todavía no está en la agenda, al menos por el momento, pero esa es la dirección”comenta el ingeniero que sin dejar de reconocer “ciertos miedos” entre los agricultores espera poder presentar cerezas ecológicas en los puestos “dentro de 5 o 6 años.”

Entre las exigencias comerciales y reglamentarias y los caprichos del clima, muchos arbolistas y viticultores todavía quieren reservarse la posibilidad de tratamientos convencionales para “generar un mínimo de ingresos en caso de tiempos difíciles”. Los hábitos de todos son tenaces al haber estado inmersos en un mundo agrícola donde el problema tiene su solución… química.

“Reducir los pesticidas, todos están de acuerdo, pero también debemos garantizar la sostenibilidad de las explotaciones. Asegurarnos de que los árboles plantados hace 10 o 20 años sigan gozando de buena salud en 5, en superficies más grandes que multiplican los riesgos para los productores. No Plantamos ensaladas pero huertos que tardan varios años en alcanzar la edad de producción. Muchos no tienen margen de error, por eso vamos avanzando paso a paso.

Una precaución compartida por Benoit Paulhac, arbolista de Boyne y miembro del grupo Dephy. Después de pasar dos años adaptando el tamaño de sus cerezos a la instalación de redes, el treintañero acaba de dar el paso equipando poco menos de la mitad de su huerto de cerezos.

Si nos permite reducir el número de pasos entre hileras y el uso de insecticida, firmamos. Pero preferimos ser cautelosos y tener cuidado de no poner nuestros huevos en la misma canasta”. La expresión misma del sentido común campesino que duda más que nunca entre tradición y modernidad.

Riego y producción intensiva

Subvencionada al 30 o al 50 %, la instalación de redes (entre 30.000 y 50.000 euros/ha) sigue siendo muy costosa para los arboricultores, hoy tentados a rentabilizar al máximo la inversión intensificando la producción.

“Como todo cuesta más, cuanto más pones debajo (de las redes) más feliz eres” resume Nathalie Raitière, quien señala aquí el otro problema del valle: el acceso al agua.

“Entre una parcela de secano y otra de regadío, la producción puede aumentar aproximadamente de 5 o 6 toneladas por hectárea a más del doble. También aumentamos el tamaño de la cereza con diferencias de precios que pueden llegar a más de 1 euro por kilo”.

Lejos de ser neutral para la profesión que ahora aboga por el necesario almacenamiento de agua. ¿Un acaparamiento de recursos? “No, cree el ingeniero. Si almacenamos en una época determinada en la que, como este año, hubo abundante caudal de agua, no molestaremos a nadie. Luego, el agua se devuelve poco a poco al medio ambiente. Por lo tanto, no modificamos el ciclo natural.”

-

PREV GR75. La gran caminata parisina (1/9): La Villette
NEXT Concierto de la Orquesta Nacional de Isla de Francia