Los olvidados de la crisis inmobiliaria

Los olvidados de la crisis inmobiliaria
Los olvidados de la crisis inmobiliaria
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Cada año, el 1es Julio marca el gran día de la mudanza en Quebec. Para muchas personas con discapacidad intelectual, este no es un día de cambio, sino más bien un doloroso recordatorio de los obstáculos que enfrentan para acceder a una vivienda digna.

Aunque muchos de ellos aspiran a una vida independiente, las realidades de la pobreza, la discriminación y la exclusión social hacen que esta aspiración sea muy difícil de lograr.

Según cifras del Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales, sólo el 6% de las personas con discapacidad intelectual viven de forma independiente, es decir solas o con personas de su elección. Más del 60% vive con sus padres o hermanos.

Sin embargo, sabemos que muchas de estas personas aspiran a ganar más autonomía. Es más, con el apoyo adecuado, muchos de ellos tienen el potencial de hacerlo, si se les da la oportunidad. Sin embargo, además de la falta de servicios de apoyo, barreras como la pobreza y la discriminación dificultan el logro de esta aspiración.

Inseguridad financiera y pobreza

Los adultos con discapacidad intelectual pueden ser particularmente vulnerables a la inseguridad financiera. Según Inclusion Canada, el 75% de ellos viven en la pobreza. Además, “el ingreso promedio de las personas con discapacidad intelectual en edad de trabajar es menos de la mitad que el de los canadienses sin discapacidad”. Por tanto, entendemos que con el aumento de los precios del alquiler, acceder a la vivienda se convierte en un desafío casi insuperable.

Otro problema importante es la exclusión del mercado laboral. Las personas con discapacidad, y en particular las que tienen discapacidad intelectual, suelen quedar excluidas de las oportunidades laborales. Sin un salario digno, les resulta difícil romper el ciclo de la pobreza.

En última instancia, los programas de asistencia social no son suficientes para salir de esta precariedad. Peor aún, a veces se las considera verdaderas “trampas de la pobreza”. Además, el nuevo plan de lucha contra la pobreza presentado por el gobierno de Quebec es insuficiente para sacarlos de la pobreza de una vez por todas.

Discriminación y exclusión social

Las personas con discapacidad intelectual también suelen sufrir discriminación y exclusión social. Aunque en teoría es ilegal negarse a alquilar un apartamento debido a una discapacidad, la realidad es bastante diferente. A muchas personas se les niega la posibilidad de firmar un contrato de arrendamiento simplemente porque tienen una discapacidad intelectual.

La discriminación adopta muchas formas. A veces, los propietarios dan razones espurias para rechazar los alquileres, como la supuesta incapacidad para gestionar la vivienda o el riesgo de disturbios vecinales. Estos prejuicios injustificados privan a las personas con discapacidad intelectual de su derecho a una vivienda independiente y digna.

La urgencia de actuar

Es urgente mejorar el acceso a la vivienda de las personas con discapacidad intelectual reservando viviendas sociales para personas con discapacidad, luchando contra la pobreza, mejorando el acceso al mercado laboral y combatiendo la discriminación. Teniendo esto en cuenta, la Sociedad Quebequense para la Discapacidad Intelectual lanzó su campaña de movilización “¡Tengo mi lugar!”, que aborda cuestiones de vivienda para personas con discapacidad intelectual. Al margen del 1 de julio, pensemos en las personas olvidadas por la crisis inmobiliaria y actuemos para ofrecerles el lugar que merecen.

Propietarios y administradores de propiedades, sean abiertos: permitir que una persona con discapacidad intelectual encuentre una vivienda es un acto de justicia social y de reconocimiento de su derecho fundamental a una vivienda digna y segura. Trabajemos juntos por una sociedad más inclusiva donde todos puedan encontrar su lugar y vivir con dignidad.

Amélie Duranleau

Director General, Sociedad Quebec para la Discapacidad Intelectual

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