Guionista experimentado, a quien le debemos en particular El último Atlas o la adaptación de los cuentos de Jorn Riel al cómic, Gwen de Bonneval se aventura esta vez en el terreno de la autobiografía. Sorprendentemente, son sus preocupaciones sobre el cambio climático las que lo empujan a indagar en su pasado personal para afrontar mejor el futuro incierto.
Con toda la sinceridad que implica este tipo de empresas, de Bonneval expone las grietas de su infancia y las dudas que lo atraviesan en el momento en que debe asumir el papel de padre. Las intensas escenas y las preguntas del presente traen a la memoria viejos episodios que la memoria se niega a olvidar u otros de los que sólo la hermana conserva el recuerdo detallado.
Incapaz de abordar con negación o distancia el colapso del que hablan los colapsólogos, el diseñador-escritor busca qué lugar puede ocupar en un mundo por reinventar. Precursor en una época en la que estas cuestiones no interesaban a mucha gente, hoy desarrolla su pensamiento con matices y plantea tantas preguntas entre los lectores como otros ofrecen respuestas ya preparadas e inadecuadas.
Mezclando hábilmente los silencios familiares con los vértigo planetarios (el lugar del padre, la tiranía de la madre o la figura heroica del abuelo compañero de viaje de De Gaulle), Gwen de Bonneval comparte su posición desorientada, literalmente, y las preguntas que le inquietan.
El atrevido dibujo lineal, con sus hombres barbudos que recuerdan la buena cara de Tondu o sus grandes narices heredadas de Cestac, ofrece la distancia justa para que lo íntimo se vuelva universal. El diseñador no duda en utilizar otras técnicas como la fotografía rasterizada o la pintura en cuatricromía casi no figurativa, renovando periódicamente la experiencia de lectura.
Tendremos presente durante mucho tiempo la imagen de este niño congelado en el aire o este dibujo realizado en la guardería del que al autor le cuesta desprenderse una vez que se hace adulto.
¿Nos dirá el volumen 2 cómo el autor recupera su equilibrio en este terreno cada vez menos firme?
