Dakar (Senegal).
A lo largo de la inmensa playa de Ngor, frente a la costa de Dakar, destaca Khadjou Sambé. La senegalesa se pone su outfit, coge su tabla y se lanza al océano, entre otros surfistas que han venido de todo el mundo para disfrutar de las famosas olas de la región. Se desliza sobre el agua y gana velocidad, ante la mirada atónita de los pocos lugareños que pasan. Ver a una chica surfeando no es común en el país: en Senegal, este deporte todavía está reservado principalmente a los hombres.
Khadjou es una excepción: tuvo que luchar contra las críticas y las burlas para establecerse, desde los 13 años, en la industria. Esta fuerza de carácter sedujo a la estadounidense Rhonda Harper, fundadora de Black Girls Surf, una escuela presente en una decena de países –desde América del Sur hasta África– que lucha para que las mujeres negras estén mejor representadas en el surf. Convertida en figura destacada de la rama Black Girls Surf en Senegal, Khadjou ahora tiene otra lucha: formar en el surf a jóvenes senegalesas con dificultades académicas, para que los valores de este deporte y la confianza que les da las impulsen hacia lo alto. particularmente en su educación.
Las jóvenes surfistas de Black Girls Surf se equipan antes de lanzarse al agua. Dakar, Senegal, diciembre de 2023. | Robin Tutenges
Contra todo pronóstico
Con su población muy joven (la mitad de sus 18 millones de habitantes tienen menos de 19 años), Senegal enfrenta muchos desafíos en términos de educación. El 43% de los jóvenes de 12 a 18 años del país no están escolarizados. Este fenómeno afecta principalmente a las niñas, cuya tasa de abandono en el último año de la escuela primaria es del 26,7% (frente al 22,2% de los niños).
Las estadísticas son claras: el número de niñas matriculadas disminuye a medida que avanzan en el sistema. Embarazo y matrimonio precoces, tabúes en torno a la menstruación, mutilaciones…
Lea más en Slate.fr
#Senegal
