Escuche de nuevo si me atrevo desde este lunes donde se trata de la Sección Paloise, su dura derrota en Montpellier y su tumulto “Placoplâtre”.
Y esta mañana nos atrevemos a dar una pequeña lección de historia de la Sección Paloise a quienes visten la camiseta del primer equipo, así como a sus entrenadores y directivos. Porque en esta columna no vamos a pretender enseñarles rugby. Ellos son los actores. Conocen el juego. Tienen todos los datos en sus computadoras. Ellos analizan. Son expertos. Nosotros no. Pero tal vez les falte esta noción básica.
Sólo nos gustaría explicar el origen del grito de guerra de la Sección. ¡Cariño! Es Bearnes. Significa forzar insistiendo. Honha significa nunca rendirse. Nunca dejes que esto suceda. No rendirse nunca. Es la expresión de la fuerza colectiva. Decimos honha antes de cada scrum. Porque scrum es la encarnación de esa mentalidad. Y básicamente, escuchar el partido del sábado por la radio. Eso fue lo más doloroso. En casi todos los combates la Sección fue arrastrada. Fue una pelota perdida. Pena. Tarjeta amarilla. Incluso ya no estábamos contentos con el avance de Montpellier.
Los inventores de este grito de Ounha fueron algunos suscriptores de la tribuna de Auchan. El opuesto a principios de la década de 2000. Algunos incluso crearon una asociación cuyo lema era: si el rugby ya no empieza, ¿dónde terminará?
Por ello, en esta columna queremos decir que esto es precisamente lo que preocupa. Este Placoplâtre cuerpo a cuerpo como dicen. No augura nada bueno para el futuro. Un cuerpo a cuerpo débil en este punto significa que no había ni la fuerza ni el deseo de ser fuerte. Robusto como dice Sébastien Piqueronies. Nos atrevemos a decirlo esta mañana. No se necesitan datos ni una microcomputadora para comprenderlo.
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